Cataluña cuenta con 9.000 vehículos eléctricos de un total de 5 millones

Representantes de 60 talleres participaron recientemente en una jornada de debate sobre el taller y los vehículos eléctricos que la Unió d’Empresaris d’Automoció de Catalunya (UEAC) convocó en su sede de Granollers (Barcelona).

Moderada por Miguel Viciedo (concesionario Nissan Santi Enrique), la jornada se dividió en tres bloques informativos: un recorrido por la ya larga historia de los vehículos eléctricos; un análisis de los vehículos electrificados en la actualidad; y una aproximación a las consecuencias que tendrá para los talleres un parque cada vez más eléctrico.

Sobre este último tema, se incidió en el menor mantenimiento que necesitan los vehículos eléctricos. Lejos de caer en el pesimismo, se habló también de que la incidencia de los cambios en el mercado del automóvil será paulatina. Así, coexistirán vehículos de motorizaciones convencionales con otros basados en las mismas pero más eficientes en materia energética y mucho más respetuosos con el medio ambiente, y automóviles dotados de propulsores no sólo eléctricos, sino también de gas y seguramente de otras nuevas energías alternativas en estudio.

El coche eléctrico, aún testimonial

Sólo 9.000 automóviles catalanes de un parque de 5 millones de vehículos son eléctricos. Una cantidad anecdótica pero que desde el año 2000 ha experimentado «un crecimiento interesante», según apuntó Patrick Renau, presidente de la asociación Volt-Tour. Renau destacó que en Cataluña hay unos 600 puntos de recarga, una cantidad de estaciones que deberá crecer y que da lugar al debate sobre dónde colocar estas infraestructuras. En este sentido, Renau defendió la recarga doméstica pero reconoció las dificultades para quienes viven en pisos. Ese segundo grupo de personas, consideró Renau, optarán por soluciones ligadas al transporte público, convencional o con nuevas fórmulas de movilidad.

El presidente de Volt-Tour recordó que «el talón de Aquiles» de los coches eléctricos son las baterías, pero defendió su uso porque «optimizan la movilidad, promueven la innovación y la adaptación empresarial y contribuyen a mejorar la calidad del aire y reducir el nivel sonoro». Renau recordó que no hay que esperar que se agote la última gota de petróleo para pasar al vehículo eléctrico.