ZF explica el error de reemplazar un volante bimasa por otro monomasa

Hacerlo no sólo disminuye el confort de conducción y la suavidad del vehículo, sino que puede provocar daños en la transmisión.


El volante de inercia bimasa (DMF) amortigua las vibraciones de torsión, permitiendo que el motor funcione con eficiencia a unas revoluciones significativamente más bajas que un volante de inercia convencional, reduciendo con ello el consumo de combustible. ZF Aftermarket, especialista en la producción de esta pieza para los mercados OEM e IAM, quiere recordar la importancia de esta función de amortiguación y por ello aconseja a los talleres sustituir el volante bimasa por otro igual y no por uno monomasa. Los segundos, a menudo preferidos por los automovilistas al ser más económicos, también implican el riesgo de dañar la transmisión del vehículo.

ZF Aftermarket recuerda el error de reemplazar un volante bimasa DMF por un volante monomasa convencional

El DMF garantiza que los vehículos de combustión interna modernos funcionen con gran suavidad a pesar de las elevadas presiones de combustión, las múltiples inyecciones y la irregularidad rotacional asociada, especialmente perceptible a bajas revoluciones. El sistema integrado de muelles y amortiguación desacopla en gran medida las vibraciones torsionales del resto de la transmisión, resultando en una mejora notable del ruido y del confort de conducción.

Sin embargo, el volante bimasa no es sólo una característica de confort sino parte integral del diseño del motor. Esto se debe a que sólo el DMF hace posible el funcionamiento de la unidad de potencia a revoluciones extremadamente bajas en las transmisiones modernas con diseños de sobremarcha extrema. Sin embargo, muchos propietarios de coches no son conscientes de estas conexiones y, cuando deben sustituirlo tras un elevado kilometraje, a menudo quieren una alternativa más económica, como un volante de inercia monomasa, el cual también son ofrecidos por sus proveedores de recambios.

Philipp Janczewski, director de desarrollo de formación de ZF Aftermarket, ha advertido a los talleres que no deben ceder a estas peticiones: «Si un vehículo se convierte de un DMF a un volante de inercia monomasa durante una reparación del embrague, no sólo disminuye el confort de conducción y la suavidad del vehículo, sino puede incluso provocar daños en la transmisión. Los vehículos equipados con un DMF de serie tienen pares más altos, mayores presiones de encendido y, en general, un mayor rendimiento. El volante bimasa protege la transmisión de las fuertes vibraciones torsionales resultantes y, por tanto, evita la fricción y el desgaste de las piezas de la transmisión. Esto es algo que no pueden hacer los amortiguadores de torsión de los discos de embrague convencionales».

Otro posible efecto de la conversión de un bimasa a un monomasa es el cambio en los niveles de emisiones. Si ya no se puede garantizar una conducción sin problemas en el rango de bajas revoluciones, el consumo aumenta y con él la emisión de dióxido de carbono.

Necesidad de un diagnóstico preciso

Asimismo, ZF Aftermarket quiere recordar que el volante bimasa no siempre es la causa de ruidos extraños en esa zona del vehículo. Sin embargo, no es raro que se sustituya como procedimiento estándar cuando se oyen dichos ruidos. Los expertos del fabricante alemán creen que esto no siempre es necesario, ya que las causas de los ruidos pueden ser el resultado de otras cosas, como un fallo en el sistema de inyección o el mal funcionamiento del motor de arranque, ya sea por una tensión insuficiente de la batería o por la corrosión de las superficies de contacto eléctrico.

Por este motivo, los expertos recomiendan que se realice un diagnóstico intensivo de averías en toda la periferia del motor antes de desmontarlo, para identificar la causa correcta y evitar los consiguientes daños en el DMF.

 

zf

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