Cuando la temperatura se eleva en exceso, los motores de combustión interna pueden sufrir la fusión de algunos de sus componentes metálicos, los cuales pierden gran parte de su movilidad. Este efecto es popularmente conocido como «gripar» y desde la Red Operativa de Desguaces Españoles (Ro-Des) quieren compartir las principales causas y síntomas de un motor gripado, así como formas de evitarlo.
Las superficies metálicas de algunas piezas móviles del motor están sujetas a una fricción constante que termina por desgastar su forma original, sin importar la calidad y/o mantenimiento de los componentes. Esas rozaduras generan, a su vez, un calor que provoca la dilatación del metal de dichas piezas. Los sistemas de refrigeración y lubricación resultan fundamentales para controlar que las rozaduras entre componentes fijos y móviles no deriven en una adhesión de unas con otras.
Causas de un motor gripado
El caso de gripado más típico afecta a pistones y cilindros o, siendo más concisos, a la camisa que recubre los segundos. También están muy expuestas al gripaje las válvulas (a sus guías), los cojinetes del cigüeñal (a las bielas) e incluso el cambio (al diferencial).
Principalmente, un motor gripado termina de esa guisa debido a uno o varios motivos:
- Mala lubricación: falta de presión o pérdida de cualidad y/o viscosidad del aceite.
- Refrigeración pobre: bajo nivel de agua en el motor o avería del sistema refrigerador.
- Fallo del segmento de compresión: por rotura de la capa de lubricante entre los dos elementos, lo que aumenta el desgaste por roce.
- Desequilibrio de las bielas: si el cigüeñal no está bien equilibrado, el cilindro desgastará aún más uno de los lados del pistón.
Síntomas
Al tratarse de una avería que se produce estando en marcha, el principal síntoma de un motor gripado es la pérdida de potencia y disminución de la velocidad mientras el motor se vuelve más ruidoso y emite «un sonido metálico similar al repique de campanas», indican desde Ro-Des.
La maniobra ideal, si la situación del conductor lo permite, es levantar el pie del embrague para que así el aceite lubrique mejor el cilindro y ayude a bajar la temperatura, para posteriormente inmovilizar el vehículo. Una vez enfriado y si se ha remediado la causa que lo producía, que suele ser la falta de agua o aceite, se podrá retomar la marcha a velocidad moderada.
Maneras de evitarlo
Se debe prestar atención al estado del líquido refrigerante, además de controlar el nivel de aceite. Si no hay refrigerante suficiente o el electroventilador y/o el termostato no funcionan bien, el calor generado no se disipará debidamente y la temperatura se elevará hasta el sobrecalentamiento; y si la cantidad de aceite es insuficiente, se agarrotarán la camisa y los pistones.
Desde la red de desguaces insisten en que resulta imprescindible recordar a automovilistas e incluso profesionales del mantenimiento que controlar los sistemas de lubricación y refrigeración es la manera más efectiva de prevenir el gripaje del motor del vehículo. ¿Cómo? Prestando atención al cuadro de mandos: si el indicador de la temperatura marca un exceso de grados o si la presión del aceite baja, es hora de revisar los niveles de estos líquidos.
Otras maneras de proteger el motor consisten en evitar aceleraciones bruscas en frío, controlar el avance de encendido (para evitar calentones), comprobar el estado de los cojinetes del cigüeñal (para un buen juego entre cilindro y pistón) y revisar que los manguitos no presentan fugas.
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