Según datos de MSI para Unoauto, el portal especializado en vehículo nuevo de Sumauto, la media de emisiones de los vehículos comerciales nuevos es de 110 g/km de CO2, mientras que los turismos han reducido sus emisiones hasta 77 g/km de CO2. Esto se debe al mayor peso que están teniendo las opciones electrificadas entre los turismos, frente a un parque de vehículos comerciales donde el 95% sigue siendo diésel.
No obstante, el esfuerzo de los fabricantes por hacer motores más eficientes y el menor número de vehículos comerciales (3,5 millones de unidades) frente a los turismos (24,7 millones) hace que, en su conjunto, las emisiones del parque de vehículos comerciales sea inferior al de los turismos, con 133 g/km de CO2 por 138 g/km, respectivamente.
A pesar de esta situación, los vehículos comerciales nuevos siguen reduciendo sus emisiones año tras año. Y es que si en 2019 las emisiones medias eran de 129 g/km, en 2020 se redujeron a 128 g/km, en 2021 descendieron considerablemente hasta 114 g/km y, en 2022, bajarán hasta los 110 g/km.
Esta trayectoria descendente va a continuar, aunque lo hará a menor ritmo que los turismos ya que, según las previsiones de MSI, la venta de vehículos comerciales nuevos cerrará 2023 con unas emisiones de 109 g/km de CO2, lo que supondrá una reducción del 15,5% en comparación con las ventas de 2019 y del 18% respecto al conjunto del parque.
Las furgonetas eléctricas, un paso por detrás
Pese a que los fabricantes trabajan para electrificar sus vehículos comerciales, la realidad es que la transición no se está produciendo. Actualmente, tan solo un 3% de las ventas pertenece a modelos 100% eléctricos, mientras el resto de propulsiones electrificadas suman otro 2%. Un escenario marcado por un mercado en mínimos históricos y condicionado por la crisis de los semiconductores, donde los fabricantes han primado la producción de turismos frente a los vehículos comerciales. Por ello, el sector cerrará 2022 con unas ventas superiores a las 120.000 unidades, un 23% menos que en 2020, según MSI.
Además, los planes de ayuda propuestos por el Gobierno no tienen un impacto positivo, como sucede con el Moves III, limitado a eléctricos e híbridos enchufables. Sin embargo, Unoauto considera que extender esta ayuda a todos los vehículos comerciales ECO (ya sean con algún tipo de hibridación o impulsados por gas) lograría reducir el conjunto de las emisiones de CO2 y rejuvenecer el parque.
De hecho, la entrada en vigor de las ZBE en 149 ciudades españolas en 2023 abre un escenario de incertidumbre para los transportistas, ante el desconocimiento de saber si podrán moverse por las zonas que pongan restricciones a la circulación en los municipios afectados.
Según Ignacio García Rojí, analista de Sumauto, «España debe reforzar su red de carga pública para impulsar las ventas de vehículos comerciales eléctricos. Con datos a junio, en nuestro país hay 15.772 puntos de recarga públicos, lejos de los 45.000 marcados como objetivo para el cierre de este año y así poder cumplir con los objetivos europeos, reflejados en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima».
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