Sigo avisando: ¡Ojo al recambio que aceptamos instalar en nuestros vehículos!


En la anterior Tribuna que publicaba en este medio, hacía un llamamiento generalizado para alertar de los riesgos que supone el recambio de mala calidad.

Durante estos últimos meses ya nos han llegado noticias que las principales marcas de automóviles están trabajando de manera muy intensa para detectar y eliminar a todos los operadores que están poniendo en circulación recambios no oficiales bajo el sello de la marca falsificada.

Hasta el año pasado, las principales piezas “fusiladas” eran filtros de aceite, filtros de aire, correas, y algún que otro componente de fácil fabricación: pilotos de plástico, radiadores o cualquier tipo de tubos, por poner algún ejemplo.

Pero de unos meses hacia aquí, estos “fabricantes” han decidido ampliar el catálogo e ir a más, ofreciendo ya a día de hoy pastillas de freno, amortiguadores, y todo tipo de material de carrocería estampando de una forma más o menos limpia el logo de la marca y manteniendo un empaquetado lo más parecido posible al del recambio original.

Como no podía ser de otra forma, este material tiene una procedencia de China y sureste asiático, si bien su distribución mayoritariamente se realiza por proveedores del mercado turco, o en menos volumen, desde los mercados de Europa del Este o incluso de Marruecos.

Al igual que sucede con otros elementos falsificados, su aspecto es similar pero su calidad es visiblemente inferior.Los números y la referencia del recambio no se ven muy nítidamente e incluso las cajas de envase tienen un aspecto algo diferente.

Normalmente, aparecen en canales de venta no certificados, y su divulgación por internet es masiva. La accesibilidad a los mismos es relativamente fácil, mediante el nº de referencia de la pieza. A partir de aquí, un buen gancho para adquirirlos es una oferta de descuento muy atractiva.

Más allá de la pérdida de ingresos en posventa que significa este mercado para el fabricante original (estimado alrededor de un 10%), contar con esas piezas supone un riesgo importante para los consumidores. Porque, por supuesto, estas réplicas no han pasado control de seguridad ninguno.

Hoy por hoy, la estafa de las falsificaciones mueve tanto o más dinero que el narcotráfico, y lo preocupante es que el fenómeno va en aumento, con el consiguiente problema añadido que las penas a las que se enfrentan estos delincuentes, en caso de ser atrapados, por lo visto son bastante menores que las referidas al tráfico de drogas.

La recomendación de los fabricantes es la de desconfiar de los puntos de venta que se nos ofrezcan fácilmente como alternativa a los canales oficiales o distribuidores autorizados. Sabemos que está proliferando en el sector la figura del “comprador” para un grupo de talleres, los cuales debido a la falta de tiempo y recursos ponen en manos de inexpertos una labor que requiere un profundo conocimiento y experiencia en el recambio del vehículo.

En una gran mayoría de casos, el hecho de tenerse que ceñir a un presupuesto cerrado en el que el ahorro de cualquier partida puede suponer un beneficio para todas las partes, se acaba dando por bueno cualquier producto sin atenerse a las posibles malas consecuencias (en algún caso incluso trágicas) que ello conlleve.

Nada que ver con las piezas reacondicionadas o procedentes de desguaces profesionalizados, que si bien no ofrecen la calidad indiscutible del recambio original, deberíamos considerar aceptables siempre y cuando cumplan los mínimos de seguridad exigidos según cada tipo de reparación.

Como defensor del recambio original, mi recomendación a los usuarios es:

  • Ser conscientes que como propietarios y conductores tenemos una responsabilidad con la seguridad vial, y que el incumplimiento de ciertos mínimos de calidad en nuestros vehículos puede acarrear consiguientes sanciones.
  • Asegurarnos que en cualquier tipo de intervención que realicemos en nuestro vehículo el recambio utilizado es el homologado y su calidad es la del fabricante original o en su caso equivalente.
  • Exigir en todos los casos de reparación o mantenimiento la certificación de procedencia de los materiales utilizados en las mismas.

En términos de seguridad y protección de los derechos de consumidores, cualquier acción queda corta en el sentido de garantizar la mejor calidad y al mejor precio para salvaguardar la imagen de los fabricantes y los distribuidores. Por tanto, incluso animamos a denunciar todo aquello que los compradores puedan observar como práctica fuera de la normalidad.