¿Qué es la conducción eficiente? En realidad, resulta de lo más sencillo. Este concepto hace referencia a que cuando se conduce un vehículo, debe hacerse de la forma más inteligente posible, de tal manera que se consiga ahorrar combustible. Esto, además de suponer un ahorro directo para el bolsillo, hará que el impacto medioambiental del tráfico sea menor, por lo que resulta fundamental aplicarlo.
No hay que perder de vista que la proliferación de vehículos en las principales ciudades es más que evidente y, como consecuencia, también el de la contaminación. Nos ayudamos de la tecnología para combatir los efectos de una elevada contaminación y hemos logrado que algunos vehículos lleguen a consumir menos de 3 litros de carburante a los 100 km.
Algunos de estos coches, generalmente de reciente creación, cuentan, de serie, con sistemas que favorecen la reducción del consumo. Pero esto no es suficiente. Se antoja imprescindible, además, una concienciación general acerca de la necesidad de tener una conducción responsive con el medio ambiente.
Las autoescuelas, conscientes de esta problemática, han comenzado a introducir cursos de conducción eficiente en sus programas educativos.
Ventajas de una conducción eficiente
La primera de ellas ya la hemos mencionado y es, sin duda, la que más destaca: supondrá un ahorro del combustible, pero hay otras tantas que también deben tenerse en cuenta:
- Mayor confort: Cuando se conduce de esta manera es importante que los cambios de marcha se hagan de manera adecuada y, por supuesto, evitar los acelerones o frenazos bruscos. Esto mismo evitará ruidos fuertes por parte del motor por lo que, además de no contribuir al empeoramiento de la calidad del aire, tampoco fomentará la contaminación acústica.
- Menor estrés: Conducir de una manera relajada es sinónimo, además, de salud. No dejarse llevar por las prisas que puedan llevar a tomar malas decisiones.
- Ahorro: Como decíamos, una conducción eficiente no solo supone un descenso de la contaminación sino, además, un ahorro en combustible, que se traduce en una menor gestión de los recursos económicos.
Sin olvidar los beneficios en el mantenimiento del vehículo. Una conducción eficiente repercutirá positivamente en los distintos elementos mecánicos del vehículo, bien sea el embrague, la caja de cambios, los frenos… e, incluso, los neumáticos.
Claves para una conducción eficiente
Hay varios puntos a tener en cuenta:
- La puesta en marcha: En los motores diésel conviene esperar unos segundos antes de iniciar la marcha para, de esta manera, asegurar que el aceite pueda llegar a la zona de lubricación y realizar su correspondiente función. Por contra, en los coches de gasolina, la marcha debe iniciarse de inmediato. Lo que es importante para ambos es que, en cuanto uno se pone en marcha metiendo primera, se pase a la segunda marcha cuanto antes.
- Marchas largas: Aunque siempre hay que adecuarse a las condiciones del tráfico, en la medida de lo posible, es mejor conducir en las marchas largas y a bajas revoluciones para lograr que el vehículo consuma menos.
- Circulación fluida: La idea de evitar los frenazos es fundamental. Si se ve un obstáculo, y la situación lo permite, lo ideal es ir combinando freno con una reducción de marchas en lugar de, únicamente, clavar el pie en el freno.
- Distancia de seguridad: Así se podrán advertir los imprevistos con tiempo y aplicar las medidas necesarias para tener una conducción segura sin necesidad de realizar maniobras bruscas.
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