La de Tungsram es una historia verdaderamente singular. Es el relato de una empresa nacida en Hungría, construida sobre los pilares del progreso tecnológico y de los avances científicos, capaz de sobrevivir a los últimos (y convulsos) 120 años de historia mundial y cuyos valores han permanecido intactos desde el inicio de su actividad. En MotorOK hemos querido aproximarnos al fabricante de lámparas con motivo de su actual «reinicio» como Grupo Tungsram, un nuevo rumbo que la compañía acaba de emprender tras haber sido adquirida en 1989 y recientemente puesta en venta por la americana General Electric Company.
¿El principal objetivo de la nueva gestión? Devolver la marca Tungsram a los puestos más altos de reconocimiento de mercado, apoyándose para ello en unas fortalezas que se han mantenido firmes a lo largo del tiempo: la innovación y la excelencia como motores para la fabricación de los mejores productos del mundo en materia de iluminación.
Trayectoria y vinculación con General Electric
Establecida en 1896 en Budapest (Hungría), Tungsram es una de las compañías más históricas y prestigiosas del país, gran actor europeo de la conocida como segunda revolución industrial y hogar de algunos de los científicos e investigadores más prestigiosos del siglo XX cuyos avances en los campos de la electrificación y la iluminación alumbraron al mundo en el progreso de las sociedades modernas.
Pero, ¿qué significa Tungsram? Se trata del acrónimo que nace de la mezcla de las palabras tungsteno y wolframio, los dos nombres con los que se identifica al metal usado para la fabricación de bombillas incandescentes de filamento. Una invención revolucionaria que lograron el húngaro Sándor Just y su socio Franz Hanaman en 1904 al mejorar los filamentos de carbono empleados hasta entonces, y cuya patente autorizaron a la compañía para sus actividades productivas.
La decisión de llamar así a la compañía fue de Lipót Aschner, quien dedicó toda su vida a Tungsram y fue una figura clave para su crecimiento y reconocimiento en el mercado gracias a la apertura de distintas fábricas y a la creación de un laboratorio de investigación cuyos progresos dieron la vuelta al mundo. Otros nombres que escribieron con letras doradas la historia de la empresa fueron Imre Bródy, inventor de la bombilla de gas krypton en 1934, o Zoltán Bay, responsable de la astronomía de radar en un famoso experimento llevado a cabo en 1946. Estas y otras muchas figuras de la investigación en laboratorio que participaron en diversos proyectos bajo el techo de Tungsram llevaron a la empresa húngara a convertirse en todo un referente de la materia durante el siglo pasado.
Uno de los hitos que marca el pasado más reciente de la compañía sucede en 1989, cuando General Electric realiza la que hasta la fecha sigue siendo la mayor inversión industrial de una compañía americana en Europa del Este. GE Adquirió la mayoría de las acciones de la compañía húngara (más tarde fueron el 100%) e invirtió más de 600 millones de dólares en los años venideros para reestructurar un proyecto que, aunque gozaba de una base intacta, se había resentido en algunos aspectos como consecuencia de los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial.
La frontera entre Tungsram y General Electric siempre fue algo difusa. Y es que GE Lighting, la unidad de negocio que pasó a dar nombre a las actividades de Tungsram, lo aprovechó absolutamente todo de la compañía de Budapest: fábricas, centros de investigación y desarrollo, cadenas de suministro y personal. Era como si Tungsram nunca se hubiera ido, hasta el punto de que a la propia General Electric le interesó mantener el nombre de la marca en algunos de sus mercados del norte de África y Oriente Medio debido a la alta implantación y reconocimiento que allí gozaba.
Pero, a pesar de lo que pudiera pensarse tras la adquisición de Tungsram, lo cierto es que General Electric nunca arriesgó ni buscó alcanzar nuevas metas en el terreno de la iluminación. La unidad de negocio GE Lighting apenas representaba el 2% de la compañía y ese es el principal motivo por el que los recursos dedicados fueron siempre los justos y necesarios para abastecer la demanda del mercado, sin una mayor ambición ni anhelo de superación.
Esta situación se alargó hasta el año 2017, cuando una serie de malas decisiones propinaron que General Electric se viese obligada a desprenderse de su división Lighting. Y es aquí donde entra en escena nuestro siguiente protagonista: Joerg Bauer, presidente y CEO del actual Grupo Tungsram.
Joerg Bauer: «Moveremos montañas para satisfacer las necesidades de nuestros clientes»
Una de las principales razones de nuestro viaje al corazón de Europa fue la de poder entrevistarnos con el hombre que ya lidera al Grupo Tungsram en esta nueva etapa. Se trata de Joerg Bauer, presidente de GE Hungría hasta el 2017, momento en el que, tal y como explica a este medio, «vi la oportunidad de alzar la mano» para responder a la oferta que General Electric realizó en busca de compradores para su división de iluminación.
Y así fue como, a inicios del 2018, se estableció el acuerdo para la compra de GE Lighting en Europa, Oriente Medio, África y Turquía, así como el negocio global de Automotive Lighting. «Existe un gran valor en la marca Tungsram y apostar por ella era mucho mejor que inventar una nueva», explica el dirigente. A finales del 2018, el acuerdo ya había sido cerrado en Hungría y en otros muchos países (también España, donde la marca ha estado presente, aunque con altibajos, desde 1913) para un total de 23 subsidiarias que, si bien reciben apoyo y se coordinan con la central, operan de forma plenamente autónoma en 22 países. A ello hay que añadir la presencia de socios distribuidores en otros 100 países, convirtiendo la enseña en una auténtica multinacional.
En esencia, lo que ha hecho Grupo Tungsram es renacer como marca. «La iluminación no era el negocio principal para General Electric, pero ahora sí lo es para nosotros, de modo que estamos muy concentrados en hacerla crecer», explica Bauer. Ese crecimiento solo puede pasar por la satisfacción del cliente, una relación causa-consecuencia que desde la compañía dejan muy clara: «El cliente conducirá la nueva Tungsram, sus necesidades serán el centro de nuestras preocupaciones y moveremos montañas para satisfacer sus necesidades y demandas, sean las que sean».
Para lograrlo, jugarán un papel fundamental las inversiones. «Nuestros clientes ya perciben una actitud distinta, por ejemplo, en nuestra apuesta por la inversión de dinero en nuevos productos. Claro ejemplo de ello es nuestra futura apuesta en LEDs para automoción, aunque también estamos logrando progresos en áreas tan distintas como el cultivo de interior», declara el CEO de Tungsram. El objetivo, nos cuenta, es sacar al mercado nuevos productos para lograr cubrir algunas demandas ya detectadas, manteniendo siempre la condición ‘best in class’ que les ha valido el reconocimiento de la prensa especializada en recientes pruebas comparativas. «Mantendremos nuestra calidad porque es lo que mejor sabemos hacer, pero potenciaremos la flexibilidad productiva para que el servicio sea aún mejor», nos explica.
La cita con el economista de formación daría para llenar muchas líneas, pero uno de los principales hilos conductores de la conversación pasa por destacar Tungsram como una compañía innovadora. «Tenemos la maquinaria, el conocimiento, el personal humano adecuado… En esta empresa siempre hemos sido conscientes de nuestro potencial y por eso estamos financiando nuevas formas de innovar en el terreno de la iluminación». Bauer explica algunos de los progresos que están llevando a cabo en industrias tan diversas como la óptica o la agricultura, así como en el control del agua e incluso la aviación. «Lo fabricamos todo en nuestras instalaciones, no externalizamos nada, y eso nos da un conocimiento de todos los componentes implicados en la fabricación de elementos de iluminación que podemos adaptar y rediseñar para distintas industrias, también la de los automóviles», asegura.
Antes de concluir nuestra entrevista, echamos juntos una mirada al futuro y también aquí nos demuestran estar haciendo bien las cosas. El CEO de la compañía nos explica cómo será el futuro de los vehículos autónomos y las previsiones que la compañía ya prepara en vistas a ese entorno en donde las soluciones inteligentes serán la medida de prácticamente todo. «Sabemos que los automóviles se comunicarán entre ellos de aquí no mucho y lo harán a través de sensores y lámparas, conectados al mismo tiempo a redes invisibles tejidas a lo largo y ancho de las ciudades inteligentes que emplearán, por ejemplo, las luces de las calles para hacer posible esa transmisión de datos y señales. En todo esto ya estamos trabajando con el objetivo de liderar los cambios que están por llegar», concluye Joerg Bauer.
Visita a la fábrica de Budapest
Concluido el encuentro, la compañía nos brinda la oportunidad de conocer al detalle la centenaria fábrica que dio inicio a las actividades de Tungsram. Así, nos proponen una visita guiada por la fábrica de lámparas H7 (las más populares del mercado) y por el laboratorio que la compañía posee para todo lo relacionado con sus productos de automoción.
En los primeros pasos de nuestro trayecto, nos impacta el contraste palpable entre la modernidad de algunos rincones de la instalación y el estado primigenio de otros, paredes y pasillos que parecen hablarnos y que son historia viva de un edificio que denota en muchos de sus escondrijos su innegable pasado austrohúngaro. Una labor encomiable por parte de Tungsram ha hecho posible el aprovechamiento de sus diversas plantas para las labores de fabricación; algo que, nos explican, sorprende a todos quienes les visitan, acostumbrados a que las líneas de producción no asciendan por encima del primer piso.
En las instalaciones centrales de Tungsram en Budapest (la compañía posee otras seis fábricas en Hungría) trabajan unas 1.500 personas. Allí se fabrican todo tipo de lámparas, desde lámparas de automoción (H7 pero también H4 de doble filamento o lámparas de descarga D1/D2, así como para vehículos industriales y motocicletas) hasta lámparas de sodio de alta presión (HPS) para la iluminación de las calles, e incluso luces de gran tamaño para estadios y otros recintos deportivos.
Para la gama H7, Tungsram cuenta con tres líneas de producción que trabajan sin cesar las 24 horas del día durante los siete días de la semana. Con la fábrica a pleno rendimiento, la producción de estas lámparas se estima en unas 100.000 unidades diarias. Las líneas están totalmente automatizadas y sus procesos monitorizados, con los parámetros necesarios programados y una supervisión informática continua, de modo que no hay error posible: la pieza que no cumple con las exigencias requeridas en cada paso del proceso de producción es seleccionada y desechada por el sistema.
El control de calidad de las lámparas se mide en PPM’s (partes por millón) y Tungsram está en unos niveles de auténtica excelencia, habiendo partidas que son descartadas si el valor de ese índice supera el 5%. Nos explican que, a pesar de la búsqueda de los fabricantes de vehículos de la denominada “calidad cero defectos” en sus proveedores, lo cierto es que ni Tungsram ni ningún otro fabricante puede garantizar esa ausencia de una sola lámpara defectuosa. No mientras la tecnología empleada sea la de los filamentos. Sí dejan la puerta abierta a la consecución de ese objetivo con las tecnologías LED, aunque no sea algo que el mercado llegue a ver en el corto plazo.
Como previamente nos había comentado Joerg Bauer, desde MotorOK podemos atestiguar que la calidad entre los productos para Equipo Original y los destinados al Aftermarket de las lámparas Tungsram es exactamente la misma. La única diferencia reside en que los productos OEM reciben un control añadido respecto a lo que indica la normativa en cuanto a la supervisión del proceso de fabricación. Paralelamente, descubrimos que la parte de su producción destinada al mercado de la posventa también engloba la fabricación de lámparas que posteriormente serán envasadas y empacadas bajo el nombre de otras enseñas.
Asimismo, nos llama la atención el minucioso proceso llevado a cabo para dotar a ciertas lámparas del efecto ‘blue coat’. En este caso, no es solo la maquinaria sino un selecto grupo de personas las encargadas de bañar los cabezales de las lámparas en una solución azulada y comprobar a posteriori su correcta aplicación. Se trata de una técnica que dota la iluminación de una tonalidad más blanca, contribuyendo a una conducción más segura y placentera.
Finalmente, accedemos al laboratorio fotométrico, uno de los siete que la compañía alberga en sus instalaciones. Se trata de un complejo que cuenta con la ISO 17025 en Gestión para Laboratorios de Ensayo y/o Calibración y ha sido reconocido tanto por el sistema oficial de acreditaciones de Hungría como por el norteamericano, contando además con el reconocimiento certificado de TÜV Rheinland no solo por su capacidad en medición óptica sino por su medición eléctrica y compatibilidad electromagnética.
Entre su equipamiento de laboratorio destacan, por ejemplo, la magnitud de las llamadas esferas integradoras, unas cavidades esféricas huecas con revestimiento interior reflectante que sirven para la medición del flujo luminoso y la calibración de dispositivos que respondan a un espectro lumínico (sea visible o no). También llama la atención el amplio espacio requerido para las pruebas que se realizan con el goniofotómetro y que permiten medir la distribución de la luz emitida desde la lámpara (nunca suelta sino instalada en el foco delantero para obtener datos de medición reales) en diferentes ángulos, así como su eficiencia luminaria o el cálculo de distintos parámetros fotométricos.
Es aquí, entre equipos de tan complejo funcionamiento y aparentemente distantes del día a día de los talleres, donde uno se da verdadera cuenta del grado de especialización que poseen compañías como Tungsram y de lo mucho que aportan a nuestro sector en términos de control de calidad y de investigación para la mejora continua de la experiencia al volante del automóvil.
Tungsram en España
Durante la entrevista, Joerg Bauer indicó que España y Portugal representan un mercado de unos 50-60 millones de euros, entre OEM y Aftermarket. El máximo mandatario del grupo también explicó que «en todos los mercados donde operamos deberíamos tener una cuota de mercado mínima del 10-15% y eso significa que hemos de doblar nuestras ventas allí, es nuestro objetivo para los próximos años».
En España, los productos Tungsram cuentan con dos caras muy reconocibles para todos aquellos que hasta ahora ya apostaban por las lámparas General Electric: por un lado, Victor Almenara como Director de Ventas para España y Portugal de la actual Tungsram (antes, GE Automotive Lighting); por el otro, Pacar Central del Automóvil como socio comercial exclusivo de la enseña para su logística, atención técnica y facturación a clientes de toda España, incluido Baleares y las Islas Canarias.
En un encuentro acontecido a finales del 2018 y que se puede recuperar en este enlace, Victor se adelantaba a nuestra visita al país húngaro y nos ofrecía algunas de las claves de la transición de General Electric a Tungsram. Un cambio que a estas alturas del año 2019 ya se ha efectuado por completo, si bien el producto GE seguirá vigente y disponible en nuestra posventa hasta abril del 2020.
«Queremos que el cliente sepa que sigue contando con las mismas garantías de calidad y servicio que las que venía disponiendo hasta la fecha con GE; Tungsram supone el relanzamiento de una marca histórica que nunca ha dejado de suministrar sus soluciones al OEM y al Aftermarket de automoción, y la devolvemos a la primera fila con una imagen modernizada y una gama adaptada a las necesidades actuales», nos contaba Victor.
La fabricación y los estándares de calidad de Tungsram son idénticos a los productos GE, con un nivel en su gama premium equivalente al de los actuales líderes del mercado en lámparas para automóviles en términos de duración y rendimiento, pero a un precio inferior. Donde sí existen diferencias es en el ‘core’ de la empresa, como consecuencia del relanzamiento de la compañía y de su apuesta por sacar todo el partido posible a una capacidad innovadora que ya forma parte de su ADN centenario y que ahora buscan potenciar más que nunca en el terreno que más dominan: el de la iluminación.
Más información en automotive.tungsram.com/es
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