La tecnología de filtrado micronAir triunfa entre los fabricantes de coches

Cada filtro de habitáculo Corteco micronAir se ofrece en versión de partículas o de carbón activo y se entrega con instrucciones de montaje.


Prácticamente uno de cada dos automóviles nuevos equipa filtros de habitáculo micronAir de Freudenberg, compañía líder del sector de la automoción. Lo que marca la diferencia en esta tecnología de filtrado es la combinación idónea de efectos mecánicos y electrostáticos. Y es que presentan un diseño de varias capas de combinación progresiva, con fibras cada vez más finas y una densidad cada vez mayor hacia el lado del aire limpio. A través de su marca Corteco, la compañía también ofrece estos filtros a sus clientes del Aftermarket.

filtros de habitáculo micronAir de Corteco Freudenberg

Cada filtro Corteco micronAir está disponible en versión de partículas y de carbón activado, y se acompaña de instrucciones de instalación detalladas para garantizar un reemplazo rápido y eficaz en el taller.

Instalados en el vehículo, estos filtros de habitáculo liberan el aire de polen y protegen todo el sistema de aire acondicionado y ventilación. También proporcionan protección efectiva contra partículas nocivas, como las partículas de polvo finas que se depositan en los pulmones y la sangre. Además, los filtros de carbón activado también protegen contra el aumento de concentraciones en el ozono que pueden causar dolores de cabeza y nauseas.

En términos de seguridad y confort, su consumo frena la generación de vaho en las ventanas, asegurando una buena visibilidad, y minimiza la acumulación de polvo en el habitáculo con lo que se evita el lagrimeo, la dificultad para respirar y los ataques de estornudos. Todo ello se traduce en una mayor concentración del conductor y el aumento de la seguridad vial.

Corteco: nueva generación IAM

Recientemente, la marca ha lanzado la última generación de esta tecnología de filtración, llamada Blue micronAir. El sistema Blue Filter inactiva prácticamente el 100% de los virus mediante una capa de filtro antiviral única patentada con extractos de frutas naturales para evitar la contaminación secundaria y retener las partículas virales.

Al llegar al medio de filtración, los virus interactúan con el ambiente ácido del extracto de fruta, provocando una reacción por la cual se desnaturaliza la estructura proteica del virus, lo que conduce a un patógeno inofensivo incapaz de infectar las células humanas.

 

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