Es habitual que los talleres de automóviles, por criterio propio o por indicación de sus clientes, hagan en algún momento uso de un desguace para proveerse de las piezas necesarias. Pero no todas las piezas montadas en una reparación pueden haber sido usadas con anterioridad. Así lo explican desde la propia Red Operativa de Desguaces Españoles (RO-DES), recordando que «es necesario no vender únicamente piezas usadas porque hay elementos que no deben ser reutilizados en otros vehículos». Desde la red han hecho una lista de los recambios de segunda mano que nunca se deberían adquirir, bien sea por su relación con los sistemas de seguridad activa del vehículo o por tratarse de elementos de desgaste.
Las piezas a las que no conviene dar una segunda vida a través del montaje en un nuevo vehículo son las siguientes:
- Neumáticos: deben tener una profundidad del dibujo de 1,6 centímetros pero es posible que, aunque la tengan, no estén en buen estado y estén cuarteados o cristalizados. Es por eso que no se recomienda adquirirlos de segunda mano bajo ninguna circunstancia.
- Correa de distribución: tiene una vida útil limitada y es propensa al desgaste. Además, es difícil determinar con exactitud su antigüedad o los kilómetros que acumula, por lo que instalar una de desguace puede ocasionar su rotura. Del mismo modo, RO-DES recomienda que la bomba de agua también sea nueva.
- Batería: su durabilidad es de aproximadamente cuatro años y, por si esta caducidad programada fuera poco, presenta la dificultad añadida de que no puede ser examinada internamente porque contiene elementos químicos tóxicos, volátiles y peligrosos. En otras palabras: su estado no puede ser verificado. Por todo ello, además de por tener un precio (producto + mano de obra) no elevado, conviene adquirirla siempre nueva de fábrica.
- Discos y pastillas de freno: son sistemas de seguridad del vehículo que el tiempo desgasta, pero que también se ven afectados por el método de conducción del vehículo. Es importante reducir las marchas antes de frenar para no forzar estos elementos. Hay que dejar rodar el coche por su propia inercia hasta que reduzca velocidad, pero con la marcha metida. Así se consigue un mínimo desgaste para alargar la vida de estas piezas, que con el tiempo necesitarán ser sustituidas.
- Amortiguadores: Deben ser sustituidos cada 30.000 kilómetros aproximadamente, y es muy difícil determinar su nivel de desgaste con una cierta veracidad. Conviene asegurarse de que su estado antes de instalarlo sea impecable y para ello no hay mayor garantía que un repuesto nuevo.
Debido a la necesidad de primar la seguridad frente al ahorro, muchos vendedores de piezas de segunda mano disponen también de una selección de recambios totalmente nuevos, con su correspondiente garantía. Esto no excluye que dispongan también de elementos reconstruidos y, por supuesto, de desguace, siendo los últimos puestos a la venta tras pasar todo tipo de controles: calidad, limpieza, puesta a punto y catalogación.
Sobre este último paso, un trabajador de RO-DES entrevistado por la red asegura que el protocolo que se sigue antes de poner un recambio de desguace a la venta es muy férreo: «En un desguace hay muchísimas piezas procedentes de vehículos ya descontaminados y desguazados y, si no se catalogan correctamente, después son imposibles de encontrar. Por eso se debe anotar toda la información relativa a ese recambio, al vehículo de procedencia y acompañarlo con fotografías, ayudando así después a ubicarlo rápidamente».
La información, esencial al acudir a un desguace
Si se trata de adquirir un motor, es importante facilitar el código de motor del fabricante y la potencia fiscal que se especifican en la ficha técnica. Una caja de cambios, por ejemplo, se localizará mejor por su número de referencia. Para la compra de un retrovisor, hará falta informar del número de pines. Para las piezas de carrocería, tener fotos ayudará a identificar el acabado… Y por supuesto en todos los casos, conviene tener a mano la ficha técnica del vehículo para poder informar del número de bastidor, variantes, marca, modelo exacto, etc.
Muchas piezas también llevan impreso el código del fabricante en el propio cuerpo de la pieza, o incluso en las instrucciones del vehículo puede aportarse información importante sobre la pieza para favorecer su localización. La conclusión de todo esto es sencilla: a mayores datos aportados, menor margen de error y más eficacia en el servicio.
También te puede interesar:
- Ancera valora el 2020 para el sector de la distribución de recambios
- ASER vuelve a concienciar en 2021 sobre el uso de recambios de calidad en el taller
- Generix Group analiza la logística del recambio en la era del comercio electrónico
No hay comentarios
Escribir comentarioLo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Artículos relacionados