El recambio reconstruido, a debate en el ‘Primer Encuentro de Talleres Ciudad de Requena’

Reconstruidos Mober organizó recientemente en Requena (Valencia) una mesa redonda junto a representantes de distintos talleres locales para abordar la temática del recambio reconstruido, auténtica especialidad de Mober. En MotorOK fuimos testigos de excepción y os traemos las reflexiones más interesantes de la jornada.


¿Qué sabemos realmente del producto reconstruido? ¿Tenemos clara la distinción entre reparación y reconstrucción? ¿Cómo diferenciar entre las distintas propuestas que nos ofrece el mercado? La empresa Reconstruidos Mober, con sede en Requena (Valencia) celebró recientemente el Primer Encuentro de Talleres Ciudad de Requena para abordar estas y otras cuestiones propias del mercado del producto reconstruido. Y como Requena es tierra de vinos, qué mejor escenario para su convocatoria que las Bodegas Coviñas, líderes de la denominación de origen Utiel-Requena con más del 41% del viñedo en propiedad.

Mober quiso hacer partícipe de la mesa redonda a MotorOK, una llamada a la que acudimos encantados y con deseos de escuchar a auténticos especialistas en la materia. Al encuentro acudieron José Antonio Donato (taller de chapa y pintura independiente A. Donato Lahiguera); Roberto Giménez (taller integral independiente Neumáticos y Talleres El Punto); Levi Andre Diaz (taller Spanomovil, miembro de Euro Repar car service); Virgilio Pérez (Centroauto Carvi, taller CGA); y por supuesto, Daniel Santos y Diego del Barrio, fundadores de Reconstruidos Mober.

La actualidad manda

El pistoletazo de salida estuvo marcado por la actualidad, y es que ninguno de ellos quiso entrar en materia sin antes aportar su punto de vista sobre el tema que a todos atañe estos días: la idea del Gobierno de suprimir la venta de vehículos de combustión (diésel y gasolina) a partir del 2040. Sin negar la constatable realidad de que se atisban cambios en el horizonte y opinando que el taller se sabrá adaptar a ellos como siempre lo ha hecho, la conclusión general fue que 20 años son muchos para un sector que vive muy al día. Además, en este tema nadie ha dicho aún la última palabra y las intenciones políticas podrían quedarse en eso si se tiene en cuenta el enorme trabajo que aún no se ha hecho y que resulta imprescindible para poder llegar a normalizar algún día el uso de vehículos eléctricos. Hablamos de la necesidad de una mayor infraestructura, de la falta de energía para unas recargas que además deben mejorar sus tiempos de carga y, por supuesto, del problema de la falta de recursos para la fabricación masiva de baterías.

A todo esto, ¿cómo debe el taller plantear las inversiones en materia de formación y equipamiento en vistas del coche eléctrico?  ¿y cómo compaginar ese gasto con el que demanda el reciclaje continuo que siguen demandando los coches actuales y sus nuevas tecnologías?, se preguntó Diego del Barrio pensando en aquellos talleres de menor capacidad y presupuesto. Distintos puntos de vista al respecto, pero una idea temida y por muchos compartida: los constructores tienen las de ganar en la batalla de las reparaciones dirigidas desde el propio coche hacia talleres oficiales. Levi Andre incluso apostó por un futuro (eso sí, aún lejano) que pasaría por la desaparición del coche en propiedad y la estandarización del renting a particulares.

Reconstruido y reparado no son lo mismo

Entrando ya en materia, lo primero que se abordó en el encuentro convocado por Mober fue la definición exacta de lo que es un motor reconstruido. Daniel Santos, director Técnico de la compañía, explicó que un motor reconstruido (o remanufacturado) es aquel motor viejo que se desmonta para proceder a la sustitución de las piezas de desgaste por otras totalmente nuevas. El proceso implica que se cambian las piezas básicas del motor y solo se reutilizan aquellas que no implican un riesgo para su funcionamiento y estado. De hecho, los buenos reconstructores llegan incluso a hacer pruebas reales de funcionamiento del motor para cerciorarse de que la operación ha sido llevaba a cabo con éxito.

Por el contrario, un motor reparado es aquel en el que se detecta una avería y únicamente se reparan los componentes en mal estado, sustituyendo sólo un mínimo de piezas. Desde Mober incidieron en que la reparación es una opción más que ofrece el mercado, totalmente legítima, pero en ningún caso se trata de una reconstrucción y conviene que tanto clientes como profesionales conozcan la diferencia y sean honestos con el producto que venden y la forma de llamarlo.

Y es que, según Diego del Barrio, el motor reconstruido pasa por un proceso de fabricación complejo y se encuentra con no pocas trabas en el mercado, como el hecho de que no exista una legislación clara al respecto que defina ambos conceptos y acote responsabilidades a los actores del sector en caso de querer vender una reparación bajo el concepto de reconstrucción. Sin ir más lejos, en Estados Unidos la legislación es tan clara que los reconstructores ofrecen garantías de uso de hasta cinco años. Se trata de una normativa que evita el fraude y potencia un producto de calidad.

Ventajas e inconvenientes

Una importante conclusión que generó la mesa de debate fue que los productos reconstruidos, como los que aportan al mercado empresas profesionales como Mober, son de tan alta calidad que deben ser comparados con productos nuevos, nunca con los de desguace.

La principal ventaja del producto reconstruido reside en su precio, siempre teniendo en cuenta que se trata de un producto de calidad similar al original. En el caso de Mober, también destacan el vínculo generado con sus clientes en términos de confianza en el producto, así como del cliente en su taller tras experimentar la excelencia del producto, y una rapidez en las operaciones de reconstrucción que les permite marcar diferencias. Además, reconstruir implica reciclar y este valor positivo merece ser tenido en cuenta en momentos de alta conciencia ecológica como el actual.

Por el contrario, el mayor inconveniente que deben afrontar las empresas que se dedican a la reconstrucción reside en la percepción de calidad que logra transmitir el producto original de marca, algo incuestionable desde el punto de vista del usuario. Y es que el sello del constructor marcado en cualquier pieza ofrece una sensación de garantía y seguridad difícilmente equiparable por otras propuestas, aunque en el caso de los buenos reconstructores podamos estar hablando de productos muy similares.

La importancia del taller… y el papel del cliente final

Por supuesto, el Taller tiene mucho (muchísimo) que decir en todo esto. ¿Cómo puede reconocer el profesional la diferencia entre un motor reparado y uno reconstruido? Esta es, sin duda, la pregunta del millón. Y es que existe mucho intrusismo en un sector que contempla como, a menudo, se intentan confundir ambos conceptos con el objetivo de ahorrar costes y ampliar ganancias en la venta de un producto de menor calidad a la prometida. La clave aquí reside en el reconstructor, quien debe facilitar al taller toda la información posible y saberle trasladar el prestigio de sus trabajos y toda su profesionalidad. En una palabra: saber generar Confianza.

Desde Mober recordaron que tampoco todos los reconstruidos son iguales, preciándose de trabajar con los mejores fabricantes de Europa y ofrecer las debidas garantías a sus clientes (y a los usuarios finales) en caso de avería. Levi Andre añadió que un motor reconstruido puede, en efecto, haber sido tratado de varias formas, desde el tratamiento de las piezas interiores hasta el número de piezas sustituidas. En un mercado tan competitivo donde los errores se pagan caros, Mober no tiene ninguna duda sobre la política a seguir: generar confianza a través de la calidad. Al fin y al cabo, las buenas prácticas y la honestidad son las que garantizan un producto de calidad y logran transmitir confianza al cliente, el cual ya no deberá recurrir a productos de dudosa calidad y origen a veces incierto bajo el único pretexto de encontrar el producto más barato que le proporciona el mercado.

Pero ya sabemos que la última palabra sobre lo que se monta en su coche la tiene el automovilista, erigiéndose como una figura clave en todo este proceso. Diego del Barrio incide en el interés del cliente final en el precio, buscando siempre la mejor relación calidad-precio pero sin tener ninguna certeza del rendimiento y calidad que encontrará en ese motor de desguace que, por supuesto, está desprovisto de cualquier garantía. José Antonio Donato asiente, incidiendo en la necesidad de educar al cliente final para que sea consciente de la inversión realizada y de lo que es mejor para él. Paralelamente, el propietario de taller lamenta que el automovilista a menudo no valore en su justa medida el trabajo del taller en el proceso de sustitución del motor, abriendo la caja de pandora: el precio de la mano de obra y la necesidad que el taller tiene de los descuentos en la venta del recambio para lograr que su negocio sea competitivo.

Por su parte, Roberto Giménez asegura que su experiencia en el mercado le confirma que cada vez son menos los talleres que, a nivel de motores, compran y/o montan componentes de desguace. Y es que el elevado coste que supone una avería de estos productos hace que su bajo precio de venta no merezca la pena. Y es que hablamos de un mercado, el del motor reconstruido, que está dirigido principalmente a los profesionales (un 70%), representando el canal particular apenas el 20%. No obstante, para muchos profesionales de la reparación el precio también es un elemento clave a la hora de escoger proveedor, siendo necesaria una labor de educación para que entiendan que el precio no puede ni debe ser el último motivo en su decisión de compra.

Es aquí donde Virgilio Pérez introduce la figura del taller como prescriptor, debiendo aconsejar al cliente final cual es la mejor opción que le ofrece el mercado en función de distintas variables y sin descuidar nunca la calidad del producto. En su opinión, el taller debe ser consciente de que el mercado ofrece un producto equilibrado para cada cliente y cada necesidad, y su papel no se ha de limitar al montaje sino a la capacidad de aconsejar como profesional del sector. En definitiva, transmisión de Confianza a su cliente, un concepto que se repitió diversas veces a lo largo de la jornada y que supone toda una declaración de intenciones tanto por parte del proveedor (en este caso, Mober) hacia sus clientes del taller, como por parte de éstos hacia el usuario final. Confianza, transparencia y honestidad como ejes de una relación sana, duradera y exitosa.

 

motorok

 



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