Intel está dispuesta a ser una parte activa e importante en el desarrollo de la conducción autónoma. Este es el mensaje que la compañía ha querido lanzar al sector tras sus últimos movimientos: la creación de una división especializada, la colaboración con la marca alemana BMW y la adquisición de la compañía israelí Mobileye, dedicada a la fabricación de sistemas de visión artificial.
Los responsables de Intel aseguran que “los datos son el nuevo petróleo” y, dado su interés en ellos, han decidido poner el foco en la industria del automóvil. Y es que desde la compañía estadounidense ven a los coches cada vez más como «centros de datos con ruedas», como dejaron claro en una reciente presentación.
Según cálculos de Intel, un coche autónomo llegará a los 4.000 GB de información en 2020, contando los datos técnicos del vehículo y los datos personales difundidos en redes sociales por parte del usuario. En el vehículo totalmente automatizado que la empresa tiene en mente, la distribución de datos será la siguiente: cada segundo, las cámaras procesarán entre 20 y 40 MB; el radar, entre 10 y 100 KB, el mismo caudal que el sónar; el GPS, alrededor de 50 KB, y los sistemas de medición de distancia mediante láser conocidos como LIDAR, de 10 a 70 MB.
Retos de la conducción autónoma
Intel se enfrenta a cuatro retos técnicos de suma importancia para llevar a buen puerto su objetivo: procesar adecuadamente tanta cantidad de información, hacerlo de forma lo bastante rápida como para que el coche sin conductor tenga una respuesta óptima ante imprevistos, tener en cuenta la seguridad (concepto global que implica la integridad de los ocupantes y la prevención de ataques de hackers que puedan manipular el control del vehículo) y gozar de una alta capacidad de suministro de equipos.
Su alianza con BMW contempla precisamente la instalación de esos componentes en miles (o millones) de vehículos, aunque de momento sus esfuerzos se están concentrando en el desarrollo de un nuevo modelo: el BMW iNext. que tendrá que estar listo para comercializarse en 2021.
El iNext, denominación inspirada en los modelos ya existentes i3 e i8, será un coche autónomo de nivel 5 que no requerirá de la intervención del conductor en ningún momento. Con una comercialización prevista para 2021, lo nuevo de Intel y BMW podría ser lo más cerca que se ha estado del controvertido vaticinio del fundador de Tesla, quien declaró en su día su convicción de que conducir será una actividad prohibida por ley en 2030.
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