La Asociación Europea de Proveedores de Automoción (CLEPA) y la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) anuncian la adopción conjunta de un código de conducta empresarial frente al COVID-19. El objetivo de esta iniciativa no es otro que promover que la actividad vinculada a la industria de automoción en Europa se reanude de una manera ágil y sin problemas.
Tal y como explican ambas asociaciones en un comunicado del que se hace eco Sernauto, agrupación española integrada en CLEPA, el ecosistema de la automoción se asemeja a un complejo aparato de relojería «y corremos el riesgo de que el estancamiento actual y sin precedentes de las operaciones dañe gravemente a una industria próspera, innovadora y competitiva».
En su opinión, para salir con éxito de la crisis del coronavirus será necesario el intercambio puntual de «información crítica y apropiada», asegurando que todos los actores de la cadena de valor puedan planificar y actuar de la manera más eficaz posible. En este sentido, el nuevo código de conducta acordado contiene capítulos sobre la salud y seguridad en el lugar de trabajo, la comunicación oportuna, requisitos contractuales y una coordinación de la reanudación de la actividad.
Un sector que no puede seguir parado
Unos 13,8 millones de europeos trabajan directa e indirectamente en la industria de automoción. Como consecuencia de la crisis, más de 1,1 millones de empleados de los fabricantes de automóviles están afectados por los ERTEs, sufriendo las mismas consecuencias tanto en la cadena de suministro como en los concesionarios.
Se estima que la pérdida de ingresos del sector corresponderá a porcentajes de dos dígitos y que la incertidumbre sigue siendo alta en cuanto a la rapidez con la que el sector podrá recuperarse. La industria, en estrecha coordinación con las autoridades públicas, está tratando de reiniciar gradualmente la fabricación en las próximas semanas.
El código de conducta estipula que «el COVID-19 representa un desafío global sanitario, social y económico con un grave impacto potencial en las personas, las empresas y los países. La minimización de los riesgos para los empleados y la comunidad en general debe tener siempre la máxima prioridad». Tanto CLEPA como ACEA se muestran convencidas de que el espíritu de colaboración y el cumplimiento de las leyes de competencia aplicables, conducirán a los mejores resultados posibles para proteger a las personas y minimizar el daño económico.
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