Con Implementos SA y sus productos del prestigioso fabricante norteamericano WARN nos alejamos un poco del perfil clásico de nuestras entrevistas, asociadas al mundo del recambio tradicional y su distribución. ¿Qué deben saber los lectores sobre la empresa?
Ángeles Pérez (AP): Implementos SA es una empresa familiar especialista en el mundo de los cabestrantes y fundada por mi abuelo José Pérez en 1967, aunque se retiró pronto y mi padre tomó las riendas de la empresa casi desde sus inicios. Yo empecé a trabajar en ella en 1981, con los principios claros que siempre me ha transmitido mi padre de amar nuestro trabajo y dar servicio a los clientes.
Virginia García (VG): Yo soy la responsable de la gestión comercial de la empresa y también me dedico a los asuntos de atención al público, además de asistir a todos los eventos y ferias en los que participamos. Allí enseño cómo funcionan los cabestrantes WARN, marca de la que somos distribuidores exclusivos a nivel nacional desde hace décadas, y hago formación en técnicas de uso de estos sistemas, no solo a los clientes finales que conducen todoterrenos sino también a profesionales como grueros y bomberos.
¿Cómo afectó la pandemia a vuestra empresa?
VG: Fue un momento de ser precavidos, disminuimos el volumen de compras y nos concentramos más en vender stock. El personal no familiar se quedó en casa, pero no se les aplicó ningún ERTE; nosotras sí seguimos viniendo a trabajar ya que el enfoque profesional de nuestros productos nos lo permitió hacer. Las ventas bajaron, pero luego lo pudimos compensar con los siguientes meses.
Todo ese tiempo de restricciones a la movilidad nos sirvió para plantearnos el futuro y entender que era un momento de renovarse o morir. En ese sentido, la pandemia nos permitió darle la vuelta al negocio y renovarnos en aspectos que nos hacían falta. Aprovechamos para reforzar nuestra presencia en las redes sociales y rehacer por completo nuestras dos páginas web (implementos.com y comeup.es), que por entonces estaban obsoletas. Además, la pandemia se juntó con el proceso de venta de nuestras anteriores oficinas y búsqueda de la nueva nave, así que se juntaron los cambios obligados por la pandemia con los nuestros propios. Fue una etapa bastante excepcional y de renovación.
Cambiar de casa en plena pandemia es algo que no todas las empresas hubieran podido hacer ni querido afrontar. ¿Fue fácil tomar esta decisión?
VG: Tras más de 50 años ubicados en el centro de Madrid, a finales del año pasado nos trasladamos a las nuevas instalaciones de la empresa en Torrejón de Ardoz y con las que estamos muy contentas. Lo cierto es que llevábamos varios años con la idea del traslado en mente, puesto que la empresa lo necesitaba para optimizar sus recursos y dar mejor servicio.
Antes teníamos las oficinas, la zona de exposición y el almacén en puntos distintos de Madrid, en parte porque mi abuelo tenía su domicilio encima de las primeras y era algo reacio a un cambio tan drástico. No obstante, él siempre entendió que hacerlo sería bueno para la empresa y sabía que en un momento u otro sucedería, hasta que finalmente se ha hecho.
AP: El cambio ha sido radical, allí estábamos felicísimos pero las ventajas del cambio son indudables y se han hecho con la intención de hacer crecer el negocio. A ello también contribuirá el lugar elegido, ya que estamos rodeados de muchas otras empresas vinculadas a la automoción a las que también vamos a poder dar servicio.
¿Qué ventajas presenta el nuevo emplazamiento?
VG: En nuestra anterior instalación, en el barrio madrileño de Salamanca, dar asistencia a una grúa de auxilio en carretera implicaba tener que desmontar el cabestrante de la plataforma porque no teníamos el suficiente espacio como para trabajar. Solo lo hicimos un par de veces y de manera excepcional. Ahora, al cambiar el centro de la ciudad por una zona de polígonos industriales, hemos mejorado mucho nuestro servicio de reparaciones porque el cliente accede con su vehículo a nuestra casa y la reparación se realiza in situ sobre el mismo vehículo.
También hemos mejorado a nivel logístico, puesto que lo tenemos todo en un mismo sitio y no hemos de realizar idas y venidas a un almacén exterior, como hacíamos antes. El envío de materiales ahora sigue un flujo continuo prácticamente hasta la hora del cierre.
Por último, la posibilidad de poder aparcar dentro de nuestra nave y no tener el establecimiento delante de una calle hace que estemos recibiendo más visitas de clientes y amigos, además de haber podido duplicar el espacio destinado a exposición de productos.
¿Qué abarca vuestra propuesta en cabestrantes de la firma WARN?
VG: Trabajamos los de tipo hidráulico y eléctrico (no manuales) en corriente continua y alterna, y ofrecemos los accesorios y complementos de la propia marca. Nuestra oferta es muy extensa porque existe un cabestrante para cada aplicación, no es lo mismo arrastrar que elevar ni es lo mismo que su función sea mover el peso del vehículo al que vaya a instalarse o que vaya a usarse para arrastrar varias toneladas por una pendiente. Hacemos un estudio de ingeniería previo y asesoramos al cliente para que elija el cabestrante más adecuado para sus necesidades ya que, salvo empresas realmente especialistas, los usuarios de estos productos no están instruidos en los tipos que existen ni saben cuál es el más adecuado para cada trabajo.
AP: Además de vender los cabestrantes, ofrecemos soportes para adaptarlos a todos los modelos de vehículos del mercado. Si el cliente quiere, nos ocupamos de los aspectos técnicos que le permitirán pasar la ITV, haciendo un proyecto a la medida de cada vehículo.
El vuestro es un producto muy técnico. ¿La formación debe acompañar necesariamente a la venta?
VG: No solo vendemos productos, sino que desde hace unos diez años también formamos en la manera de usarlos y su mantenimiento. Los usuarios profesionales sí saben algo más que los usuarios finales sobre este sistema, pero tampoco mucho más. Si no se tiene una cierta experiencia acumulada y no se han recibido unas pautas, el uso del cabestrante no es tan sencillo como pueda parecer y requiere unas medidas de seguridad para evitar riesgos.
¿Cómo son esas formaciones?
VG: Normalmente nos desplazamos nosotros, ya sea dentro de un circuito o en escuelas y recintos habilitados para estas prácticas cuando formamos a bomberos, protección civil, personal militar, etc. Solemos dar alrededor de una hora de charla teórica, pero el resto es práctico y por eso necesitamos sitios abiertos en los que poder volcar y desvolcar los vehículos, hacer maniobras de reenvío y de punto de anclaje con árboles, etc. Con las nuevas instalaciones, esperamos también ser capaces de impartirlas dentro de nuestro recinto en un futuro próximo.
¿Cuál es vuestro mercado estrella y cómo es la relación con vuestros clientes?
AP: Militares, carroceros que fabrican los camiones de bomberos, grueros, suministro industrial y actividades 4×4 serían, por este orden, nuestros principales mercados. Hay mucho más peso en nuestra cartera de los perfiles profesionales que de los particulares que buscan ocio y diversión con su todoterreno, si bien estos últimos han crecido bastante en los últimos años. Además, WARN ha empezado a fabricar una nueva línea de productos muy competitiva en precio y calidad, de la cual estamos muy satisfechos con el éxito que está teniendo.
¿Entendéis las restricciones cada vez más severas a la hora de conducir por los espacios naturales? ¿De qué manera os afecta en vuestra condición de proveedor de un producto tan demandado en estos círculos?
VG: Como usuaria de 4×4, me da mucha pena que cada vez sea más difícil salir al campo con cualquier tipo de vehículo, no necesariamente un coche. Es un tema que nos preocupa, ya que cada vez se vuelve más difícil organizar rutas o eventos porque exigen toda clase de licencias y permisos. Con la Ley de Montes y tantas prohibiciones, mucha gente está optando cada vez más por contratar fincas privadas donde montar sus circuitos y reunirse. También se organizan escapadas a destinos clave, como Marruecos o Portugal, donde existe menos legislación.
Me considero amante de la naturaleza y, dentro de mis posibilidades, soy bastante ecológica. De hecho, las pistas fomentan la prevención de incendios y ayudan a frenar su avance, por lo que prohibirlas hasta el extremo supone una contradicción difícil de entender. Pienso que el campo es de todos y no se puede prohibir por prohibir, hay que saber encontrar un equilibrio y para eso ya existen leyes y normativas básicas que es lógico que existan y que se cumplan, pero no hasta el punto actual.
¿Y qué opinas de la progresiva tendencia hacia la electrificación de los vehículos?
VG: Entiendo la necesidad de hacer esfuerzos para reducir la contaminación y el calentamiento global del planeta, pero vuelvo a aludir a las contradicciones. ¿Cuánto contamina fabricar baterías eléctricas? ¿Y dónde acabarán cuando cumplan su ciclo de vida? ¿Son la mejor alternativa a los motores de combustión, o es la alternativa que nos han impuesto? Entiendo la necesidad de buscar alternativas y que todo tiene un proceso, pero actualmente no son una solución ni para los usuarios ni desde el punto de vista medioambiental. De todos modos, desde WARN ya han confirmado que trabajan en la fabricación de cabestrantes válidos para vehículos eléctricos porque inevitablemente es hacia donde nos dirigimos.
¿Qué objetivos tenéis a corto y medio plazo?
VG: Buscamos mantener nuestro nivel de ventas y seguir dando el servicio que actualmente estamos brindando. También queremos inaugurar las nuevas instalaciones de manera oficial y terminar de completar y organizar la zona de exposición de productos.
Más a largo plazo, nuestra intención es coger más líneas de producto, algo que ya hemos empezado a hacer con la distribución reciente de compresores de aire, una línea que dejamos de lado cuando WARN dejó de fabricarlos; y, personalmente, me gustaría adquirir la distribución del norte de África porque es un continente que está en vías de desarrollo y sus necesidades encajan mucho con nuestro negocio.
Más información en implementos.com
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