Conducir con suavidad durante los primeros kilómetros de un vehículo nuevo ayuda a acoplar los diferentes sistemas y piezas que lo componen, adaptándolos primero a la carretera y luego al estilo de conducción de cada usuario. Este fenómeno, conocido popularmente como «rodaje», también se aplica a la frenada del coche tras su paso por el taller. Ferodo, marca especialista en frenos del proveedor global DRiV, explica cómo debe realizarse el rodaje de las pastillas de freno nuevas.
El acoplamiento entre la nueva pastilla y la superficie del disco debe ser perfecto y para ello no basta con un buen trabajo de montaje. El proceso de asentamiento, también conocido como «pulido», conlleva cierto tiempo y la puesta en práctica de algunas acciones concretas, en las que también puede colaborar el propio mecánico.
Así, antes de que el cliente recoja su coche, el operario del taller puede realizar alrededor de 20 paradas completas (de 50 a 0 km/h) o aproximadamente el mismo número de ralentizaciones de 80 a 30 km/h, dejando medio minuto entre cada parada para permitir el enfriamiento de la pastilla. Esto iniciará el proceso de acoplamiento, que el cliente podrá continuar cuando recoja su coche. Esta práctica es especialmente recomendable cuando los discos de freno llevan recubrimiento.
Ferodo también alerta que si las pastillas de freno se sobrecalientan cuando son nuevas, pueden cambiar (y no para mejor) la estructura subyacente de los materiales de los que están hechas de forma permanente. «Hasta que los frenos no tengan el rodaje completamente hecho, los conductores deben evitar frenazos fuertes que generen un sobrecalentamiento: ya sea porque estén frenando a altas velocidades, remolcando cargas pesadas o conduciendo en terrenos abruptos», explica la marca en una nota técnica.
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