Por lo general, los vehículos equipados con suspensión neumática pueden caer algunos centímetros cuando se encuentran estacionados por unas cuantas horas. Esto es debido a una pérdida de presión del sistema que solo se hace evidente con el paso del tiempo. Pero, ¿cómo afecta a este sistema que el coche permanezca inmóvil durante largos periodos de tiempo, como el actual estado de alarma? La especialista Arnott ofrece las respuestas.
La magnitud de los efectos negativos por el paso del tiempo dependerán de distintos factores, como el diseño del sistema original, los estándares del fabricante o las condiciones climáticas. Hay que tener en cuenta que los retenes se secarán con el tiempo y las conexiones pueden volverse menos herméticas cuando el sistema envejece.
Este desgaste puede causar fugas de aire, obligando al compresor a trabajar más duro para nivelar el vehículo. Todo esto son señales de un sistema de suspensión de aire envejecido, cuyo promedio de vida útil se encuentra entre los seis y diez años. Superado ese tiempo, sus componentes deben ser reemplazados.
Señales de una suspensión neumática anómala
- Los coches aparcados e inmóviles por mucho tiempo atraen más humedad debido a la falta de ventilación. La corrosión en, por ejemplo, los bloques de válvulas y compresores es una de las consecuencias que podría conducir a defectos y fugas.
- Durante ese tiempo, la corrosión (ya existente) gozará de más tiempo para extenderse sin ser «pulida» bajo el borde plegable de la goma.
- Cuando la goma de un fuelle de aire está envejeciendo, pierde algo de flexibilidad y finalmente se seca. Cuando el coche está completamente en el suelo, la goma se pone en una posición inusual y aumenta la probabilidad de que no se pliegue en la forma correcta, pudiéndose llegar a romper como consecuencia. Inflar el fuelle de aire cuando está en una posición inusual también puede causar que el anillo de fricción se desprenda.
- Es posible que un compresor envejecido no sea capaz de producir suficiente presión para elevar el coche desde cero. Esto es especialmente así cuando el sistema también tiene una fuga de aire, incluso si es muy pequeña. El relé puede dañarse y, en el peor de los casos, el compresor puede quemarse mientras se intenta presurizar el sistema hasta el nivel de funcionamiento.
Los dos primeros efectos acelerarán el proceso de envejecimiento y acortarán la vida útil de los componentes del sistema, mientras que los dos últimos afectan directamente al sistema de suspensión de aire. Si se sufre uno de los dos últimos puntos, el panel de instrumentos del coche mostrará códigos de fallo y el sistema se apagará. Cuando esto ocurra, el coche ya no podrá ser conducido con seguridad y lógicamente deberá ser llevado al taller para su diagnóstico y reparación.
Consejos de mantenimiento
Si es posible, mantener el vehículo en movimiento y conducirlo al menos una vez a la semana. Esto es beneficioso para el coche en general, no sólo para mantener en forma el sistema de suspensión neumática sino también otros componentes y sistemas, como el aire acondicionado, el aceite del motor, la batería del coche o el sistema de frenos, entre otros.
No obstante, sabemos que el cumplimiento del estado de alarma ha imposibilitado esta labor a una inmensa mayoría de automovilistas. Si ese es el caso, desde Arnott recomiendan arrancar el coche una vez a la semana para mantener el sistema de suspensión neumática presurizado. En caso de que el sistema también esté equipado con una función de altura de conducción, se recomienda utilizarlo para bajar y subir el coche completamente al menos una vez. Esto permitirá que la humedad salga del sistema.
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