Cada vez más, los vehículos pesados fijan como gran objetivo la mejora del consumo de combustible y la eficiencia del motor. Muestra de ello es la creciente tendencia de la refrigeración a demanda y avances tecnológicos como los embragues electromagnéticos, que permiten un consumo de combustible similar al de una bomba de agua eléctrica y favorecen la eficiencia del motor. Industrias Dolz, uno de los principales fabricantes de bombas de agua del Aftermarket, explica en qué consiste el funcionamiento variable de las bombas de agua electromagnéticas para camión y cómo se diferencian de las bombas mecánicas tradicionales.
El fabricante castellonense explica primero que existen distintas formas de regular el refrigerante: mediante actuador electrohidráulico, accionamiento por correa, activación eléctrica en la tapa de la bomba (termostato) o por acoplamiento electromagnético. En cuanto al último, Dolz señala que el uso de la tecnología electromagnética se ha extendido hasta formar parte ya de sistemas como el de la climatización del vehículo o el de la refrigeración del motor, satisfaciendo las crecientes demandas de eficiencia y flexibilidad en su rendimiento.
«La principal diferencia entre una bomba de agua mecánica y una con acople electromagnético es que este sistema de embrague electromagnético se activa o desactiva en función de la temperatura del refrigerante, adaptando la potencia de refrigeración a cualquier condición operativa. Por otro lado, la bomba de agua tradicional hará circular el líquido refrigerante de forma fija y constante debido a que su velocidad está directamente vinculada con la velocidad del motor», indica.
Funcionamiento de los embragues electromagnéticos
En un embrague electromagnético, la polea (rotor) es independiente de la turbina y la conexión entre ambos elementos se consigue presionando dos elementos de fricción utilizando un electroimán. Cuando el electroimán se activa, el embrague acopla y tanto rotor como turbina giran solidariamente. Si se corta la corriente, un resorte separa los elementos de fricción y deja el rotor libre del sistema. El control de sistema de embrague lo realiza la ECU valiéndose de sensores térmicos ubicados en el motor.
Para garantizar un caudal mínimo de la bomba cuando el embrague electromagnético se desactiva, un segundo embrague por imantación está fijado al rotor. Este segundo embrague no garantiza el giro solidario entre ambos componentes, pero garantiza un caudal de entre el 50 y el 60% del caudal cuando hay acople por fricción. En la gran mayoría de las situaciones, este caudal es suficiente para tener refrigerado adecuadamente el motor.
Este tipo de embrague, sin fricción ni contacto entre rotor y turbina, disminuye sensiblemente el consumo de potencia y, por tanto, el consumo de combustible. Solo en momentos de gran demanda, o con altas temperaturas exteriores, será necesario el total del caudal; en esos casos, el electroimán se activará para generar un acople total por fricción.
De este modo, sus principales ventajas son: reducción del consumo de combustible, mayor flexibilidad en la gestión térmica del motor, menor inercia del sistema, mayor tolerancia a cambios bruscos de revoluciones cuando está en modo desactivado y garantía de un caudal mínimo suficiente en caso de una falla del sistema eléctrico.
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