Científicos del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados predicen que para el año 2030, muchas ciudades europeas se enfrentarán a niveles de contaminación atmosférica muy por encima de los límites establecidos por la OMS y la Unión Europea.
Y es que cuando los europeos nos referimos a la contaminación atmosférica, solemos tomar como referencia a la India o a China. Rara vez consideramos el riesgo que sufre nuestro propio continente, pero la realidad es que el peligro ya está aquí. En su boletín mensual, ASEPA repasa las ciudades europeas más contaminadas para 2030 si el ritmo de contaminación se mantiene.
El curioso caso londinense
Lo sorprendente es que las ciudades que más sufrirán no son necesariamente las más grandes. Londres, por ejemplo, se espera que tenga niveles inofensivos de contaminación, a pesar de que su smog actual ha hecho que la UE pleitee contra Gran Bretaña por el fracaso del país para reducir los niveles de contaminación.
Cuidado con Europa del Este
Se predice una presencia alarmante de micropartículas peligrosas, principalmente para Europa del Este. En las proximidades de Cracovia, una de las ciudades más antiguas de Polonia, el smog estará particularmente extendido para el 2030, según los investigadores austríacos. Varsovia y Sofía también se prevé que tendrán unas cargas significativas de micropartículas suspendidas, porque se espera que estas ciudades continúen quemando combustibles sólidos, como la madera o el carbón, para generar calor.
En el oeste y norte de Europa, las ciudades más afectadas incluyen el puerto industrial español de Gijón, la capital de Suecia, Estocolmo, Stuttgart al sur de Alemania, Milán y Turín al norte de Italia y la capital francesa, París.
Paris, en alarma
El aire polucionado de París podría tener consecuencias devastadoras. Siendo una de las ciudades más grandes de Europa, la contaminación podría poner en peligro a más de 12 millones de personas. Si bien ya se están tomando varias medidas tendentes a mejorar la calidad de su aire, los científicos creen que esto no será suficiente. Y es que los niveles de contaminación parisinos han llegado a superar en varias ocasiones a los de la superpolucionada Pekín.
Ante esta situación, se decidió prohibir la circulación a la mitad de los vehículos y hacer el transporte público gratuito durante una semana. Meses después, se implementó la prohibición de ingreso de autobuses y camiones contaminantes. Finalmente, en diciembre de 2015 la ciudad decidió prohibir el uso de chimeneas abiertas en invierno.
Madrid, que figura en el mapa en riesgo alto de contaminación para 2030, es otra de las ciudades que tomó medidas similares recientemente.
ASEPA recuerda que es necesaria una concienciación de la situación, tanto por parte de los políticos como de los ciudadanos. En caso contrario, será excesivamente trabajoso respirar en muchas ciudades de Europa en apenas 12 años. Revertir esta situación o evitarla nos compete a todos.
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