En esta época del año, muchos propietarios de automóviles llevan su automóvil al taller para realizar un cambio de neumáticos. Y es que, en este período de bajada de las temperaturas y proliferación de lluvia, granizo o nieve, quienes viven o trabajan en áreas meteorológicamente inestables saben de la utilidad de conducir con neumáticos de invierno. Desde Arnott Europe, especialista en tecnología de suspensión, recuerdan que el cambio de ruedas brinda al taller la oportunidad de revisar la suspensión neumática del vehículo del cliente.
Cuando se quitan las ruedas, es conveniente comprobar el estado de los puntales, las balonas y los amortiguadores neumáticos. Para ello, conviene comprobar primero si el coche tiene un «modo elevador». Si está presente, deberá utilizarse para evitar que el aire se extraiga de las balonas al levantar el automóvil; si no existe, el automóvil podrá ser levantado sin ninguna medida de precaución (algunos sistemas incluso reconocen automáticamente que el coche está levantado y retienen la cantidad deseada de presión en las balonas).
En esta misma línea, Arnott recuerda que nunca debe bajarse el automóvil con el elevador cuando el sistema de suspensión neumática esté despresurizado. La balona de aire podría desplegarse incorrectamente y el anillo de sujeción podría salirse. Además, es posible que un compresor envejecido no pueda producir suficiente presión para elevar el automóvil desde cero. El relé podría dañarse o, en el peor de los casos, el compresor podría quemarse en su intento de presurizar el sistema.
Los propietarios de automóviles normalmente no saben demasiado sobre el funcionamiento de la suspensión neumática de su coche. Para descubrir si el vehículo padece algún problema relacionado con el sistema, dos preguntas comunes que el taller puede hacerle al cliente son si el automóvil cae algunos centímetros (más de 2,5) durante la noche o si a veces lo encuentra está más bajo en una esquina.
Comprobaciones en el taller
Las temperaturas más frías influyen en el funcionamiento y la vida útil de los componentes de este tipo de suspensión. La goma de la balona se vuelve un poco más dura y menos flexible. Si el caucho envejecido comienza a mostrar pequeñas grietas en el lado del pistón, el clima frío podría darle el último empujón para reventar. Si hay estas grietas, es aconsejable recomendar un reemplazo de las balonas.
Una solución de agua y jabón suele funcionar bien para detectar una fuga existente. No obstante, no todas las fugas se encuentran fácilmente. También se puede ubicar una fuga en el borde desplegable de la balona, que permanece oculta a la altura normal del sistema. Por ello, Arnott recomienda inspeccionar los puntales de la balona y los amortiguadores en busca de fugas de aceite y óxido excesivo.
Si es posible, inspeccionar también el estado de la manguera de entrada de aire del compresor. La combinación de una temperatura fría y las vibraciones del compresor podría hacer que se agriete. Cuando eso sucede, el compresor puede aspirar humedad y suciedad en lugar de aire filtrado puro. Si esto pasa desapercibido, puede tener una gran implicación en el funcionamiento del sistema ya que una humedad excesiva puede causar oxidación y problemas en el bloque de válvulas cuando se congela. De este modo, el automóvil ya no puede nivelarse (por el bloque de válvulas defectuoso) y mostrará un código de fallo en el cuadro.
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