El Ártico, el gran damnificado por el auge del coche eléctrico

El crecimiento de estos vehículos genera una fuerte demanda de recursos naturales cuya explotación implica unas consecuencias nefastas.


El Ártico es una de las principales reservas de mundiales de nuestro planeta, acumulando el 40% del petróleo existente en él y hasta el 30% de todos los recursos naturales. A pesar de una población de apenas cuatro millones de personas, su crecimiento es mayúsculo (un 11% cada año) y las principales potencias del mundo libran en su helado territorio una auténtica guerra de aprovisionamiento.

Ártico damnificado por explotación de níquel coche eléctrico

Mucho se ha hablado de lo que conlleva la fabricación de baterías para el coche eléctrico y su impacto negativo para el medio ambiente. Al debate conviene añadir ahora la región del Ártico y, concretamente, su vertiente Occidental. En declaraciones a la emisora catalan RAC1, el periodista Marzio G. Mian, fundador de la Plataforma The Arctic Times Project y autor del libro Ártico, arrojó luz a la cuestión.

El Ártico ruso es la zona del hemisferio norte más contaminada y uno de sus principales responsables, paradójicamente, son los coches eléctricos con los que se intenta reducir la contaminación mundial. ¿El motivo? La producción masiva de níquel, necesario para la fabricación de las baterías, principalmente en la ciudad rusa de Norilsk. Su explotación provocó, según un cálculo realizado en 2015, la emisión de unos dos millones de toneladas de dióxido de azufre en el aire. Unas cifras que, lejos de decrecer, siguen ascendiendo.

Paralelamente, uno de los problemas del níquel es que su explotación no ha alcanzado un nivel tan elevado como para cubrir una nueva demanda, que podría ser cubierta con nuevas inversiones y explotaciones. Especialmente, aquellas ya han sido explotadas previamente para extraer otros materiales, como las minas de plata

Por eso, la capacidad de producción del níquel dependerá de la velocidad en que se logren encontrar nuevos yacimientos que se extienden por todo el mundo, desde Estados Unidos y Brasil hasta Australia. Pero mientras no se descubran y exploten estas nuevas fuentes, el precio del níquel continuará subiendo y el Ártico, del cual depende la estabilidad medioambiental del planeta, estará un paso más cerca del colapso.

 

motorok

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