El ministerio de Industria amplía hasta el 31 de diciembre de 2020 el periodo de transición entre la anterior normativa de medición de emisiones NEDC a la actual WLTP. Una decisión que retrasa dos años los planes iniciales de antes de verano y que ha sido bien valorada por Anfac.
De este modo, tal y como destaca su vicepresidente ejecutivo, Mario Armero, se limita la posible caída de la demanda que se hubiera producido por un incremento de la tributación sobre cada automóvil nuevo. Con esta prórroga se logra un «entorno de estabilidad para el mercado para los próximos años».
Esta medida está en línea con el marco europeo y con las políticas de otros países del entorno. Es el caso de Francia, Austria, República Checa, Suecia o Bélgica, que utilizarán este mecanismo de correlación durante 2019 y 2020.
Perfil de los vehículos «indultados»
El incremento de la tributación que suponía la implantación inmediata del WLTP era muy negativa para los vehículos fabricados en España, que suman el 24% del total de las matriculaciones.
Y es que se trata de vehículos de segmentos más pequeños y, por lo tanto, más sensibles a aumentos de precios. Al pasar buena parte de ellos a un rango superior de tributación por el impacto del WLTP, podrían haber perdido atractivo en el mercado. Algo que el periodo de transición de 24 meses ha logrado evitar.
Nueva fiscalidad
Uno de los puntos más relevantes en el posible futuro acuerdo de Anfac con el Gobierno para una nueva fiscalidad del automóvil es la apertura de un cambio en la fiscalidad asociada al automóvil. Integrar los viejos impuestos que gravan hoy el vehículo en un único impuesto, enfocado al uso en lugar de a la compra, de diseño más moderno y que penalice las emisiones contaminantes, es clave para avanzar en la mejora de la calidad del aire y en la consecución de los objetivos medioambientales europeos.
Armero remarcó que no se puede perder de vista la importancia de la renovación del parque automovilístico. «Los vehículos más antiguos son los que emiten más CO2, NOx y partículas y su uso es el que tiene un verdadero impacto en el empeoramiento de la calidad del aire de los centros urbanos», destacó.
Los datos hablan por sí solos: un vehículo nuevo emite hasta un 84% menos de NOx, un 90% menos de partículas y un 30% menos de CO2 que otro de más de 10 años. En este sentido, una nueva fiscalidad más verde discriminará a los vehículos más emisores de los menos emisores, favoreciendo la proliferación de los segundos.
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