Los mantenimientos preventivos, "Causa ASER" del mes de julio

Los mantenimientos preventivos se pueden definir como aquellas operaciones programadas a intervalos predeterminados para mantener los componentes del vehículo en perfectas condiciones. Lejos de ser un capricho o una pauta «no estrictamente necesaria», seguir esta política es vital para asegurar el correcto funcionamiento y duración de todos los elementos y sistemas del coche, así como garantizar la seguridad en circulación y el respeto por el medio ambiente. Conscientes de su importancia, el Grupo ASER dedica su campaña de difusión de buenas prácticas «12 Causas» a los mantenimientos preventivos.

12 Causas ASER mantenimientos preventivos

Cada componente del vehículo necesita unas operaciones periódicas de revisión y/o mantenimiento, siendo los fabricantes (de vehículos y de componentes) quienes dan las pautas de dichas revisiones en los libros de mantenimiento. De igual manera, muchos de estos componentes deben ser cambiados cada cierto tiempo, aunque en apariencia no presenten averías. Es lo que se llama una «acción preventiva».

En el libro de mantenimiento de cada vehículo se estipula cada cuanto hay que realizar las revisiones programadas, bien por tiempo o por kilómetros recorridos (lo que antes ocurra) y cuáles son las operaciones que hay que realizar en cada una de las revisiones. En esta documentación también se indica que los tiempos y kilómetros de estas revisiones pueden variar en función del uso que se haga del vehículo: normal o severo. Y es que no es lo mismo usar el vehículo siempre en ciudad que hacerlo en carretera, ni es lo mismo usarlo sólo los fines de semana que utilizarlo como servicio público.

Además, no hay que confundir el cambio del aceite, filtros o el control meramente visual del estado de los componentes más visibles del vehículo, con un «mantenimiento programado». No son lo mismo. Por ello, desde ASER siempre aconsejan pasar los mantenimientos programados en un taller de confianza, donde tendrán el conocimiento, las herramientas y los programas adecuados para saber qué hay que revisar y cambiar en cada momento. Además, lo harán con componentes de calidad y ofreciendo a los automovilistas todas las garantías.

Razones para creer en los mantenimientos preventivos

Reducción de averías: Una acción preventiva puede ahorrar el coste de una acción correctiva, que son aquellas que deben hacerse cuando la avería ya se ha producido y que suelen ser bastante más caras. Hacer las revisiones programadas reduce la posibilidad de tener «sorpresas desagradables» y eso lo saben todos los automovilistas, incluso aquellos que no las realizan. Ejemplo de ello es la rotura de la correa de distribución, que en muchos coches puede llegar a suponer la rotura de elementos del motor. Ahorrar en el coste del cambio de correa de distribución, o simplemente de los tensores, puede hacer que en un futuro se sufra una avería mucho más costosa. Otro ejemplo mucho más duro es el de los amortiguadores, cuyo desgaste aumenta la distancia de frenado considerablemente y puede separar la vida de la muerte.
Ahorro de combustible: Una incorrecta presión de los neumáticos, problemas en la suspensión, aceite en malas condiciones… todo ello genera un aumento en el consumo de combustible, que puede llegar a ser hasta de un 30%, y como consecuencia también de las emisiones nocivas generadas. El mantenimiento preventivo ayuda a que el vehículo tenga el rendimiento adecuado, no consuma más combustible del requerido y mantenga su nivel de emisiones contaminantes en los valores marcados.
Seguridad: La seguridad de las personas que viajan en nuestro vehículo y la de los demás usuarios de la vía es primordial. Cumplir un programa de mantenimiento preventivo reduce de forma considerable la probabilidad de accidentes surgidos del mal funcionamiento de los sistemas del coche, muchos de los cuales son determinantes para garantizar esta seguridad.
Aumento de la vida útil: Cumplir con todos los mantenimientos hace que cualquier defecto sea corregido a tiempo, evitando que se presenten fallos mayores que reduzcan la vida útil de los componentes. Esto tiene una incidencia directa en la seguridad.