El encendido y la gestión motor, las «Causas ASER» del mes de septiembre

El grupo sigue divulgando información y consejos sobre los sistemas del vehículo que requieren de un mantenimiento profesional.


El Grupo ASER sigue explicando a través de su campaña «12 Causas ASER» la necesidad de un mantenimiento responsable de los vehículos, logrando con ello un objetivo doble: garantizar tanto la seguridad de las personas como la salud del medio ambiente. En esta ocasión, el grupo de distribución de recambios enfoca la «Causa ASER» de septiembre a los sistemas de encendido y gestión motor del vehículo. Para estas divulgaciones, el grupo se apoya en la iniciativa ‘Elige calidad, elige confianza’ de Sernauto, la patronal de los fabricantes de equipos y componentes del automóvil.

12 Causas ASER septiembre sistemas de encendido y gestión motor

Sistema de encendido

Implica la producción de una chispa en las bujías y su distribución en los cilindros del motor en el correspondiente orden de funcionamiento. El concepto de una chispa para encender un motor corresponde a los motores que usan gasolina. Los motores diésel no requieren de una chispa, puesto que la mezcla carburante se autoenciende por compresión interna a una temperatura mayor.

El sistema de encendido del motor se encarga de aportar la energía que necesita el motor de combustión para mantener los diferentes ciclos de funcionamiento (admisión, compresión explosión y escape). Otra función del sistema de encendido es almacenar y producir energía eléctrica por medio de baterías y el alternador.

En el caso del motor de gasolina se producen chispas dentro de la cámara de combustión, mientras que en los motores diésel se envía el combustible por medio de bombas de inyección y el encendido ocurre por compresión de la mezcla.

  • Motor de gasolina: En vehículos antiguos, algunos recordarán los platinos, el distribuidor (o «delco»), la bobina con los arrollamientos primario y secundario… En estos sistemas, el giro del motor hacía que también girase el distribuidor, lo que generaba la apertura y cierre de los platinos que, a su vez, posibilitaban la generación de la alta tensión en la bobina que el distribuidor repartía a través de los cables a las bujías. Entonces, entre los electrodos de la bujía, se produce el salto de la chispa que produce la ignición de la mezcla aire-combustible en el interior del cilindro. Los sistemas de encendido actuales son completamente electrónicos y es una ECU la encargada de realizar casi todo el proceso. Aparecen las nuevas bobinas «tipo lápiz», montadas directamente sobre cada bujía (una por conjunto bujía-cilindro), independientes o integradas en un módulo junto con las demás bobinas. Desaparecen elementos como el distribuidor y los platinos, y es la propia ECU la encargada de moderar la ruptura y el tiempo en el que se alimenta la bobina. Estos sistemas electrónicos han permitido enormes mejoras en seguridad, prestaciones, consumo y emisiones.
    • Consejo ASER: Cuando falla una bobina lápiz, se aconseja el cambio de todas las bobinas aunque las demás no hayan mostrado síntomas de avería.
  • Motor diésel: La diferencia básica entre los motores diésel y los de gasolina es que mientras en los de gasóleo (o diésel) el combustible arde de forma espontánea debido a la presión, en los de gasolina el carburante explota tras iniciarse el proceso con una chispa. Los propulsores de ciclo diésel funcionan debido al mismo fenómeno que hace que cuando se inflama la rueda de una bicicleta la bomba se caliente. Para hacerlo entendible, cuando se comprime un gas éste aumenta de temperatura. Si el gas es aire no pasa nada, pero si se añade un combustible, gasóleo, petróleo, fuel o aceite y la presión se incrementa lo suficiente, la temperatura subirá hasta hacer que la mezcla sea inflamable y arda de manera espontánea. En un mismo sentido, las mecánicas diésel cuentan con un alto grado de compresión para iniciar este proceso. Al igual que los motores de gasolina, los diésel arrancan a través de un motor eléctrico, el cual inicia el ciclo de ignición por compresión. Si el clima es frío resulta difícil que el motor diésel arranque, ya que la compresión no se conduce a la temperatura adecuada para que encienda el combustible. Para que este problema se solucione, se han colocado bujías incandescentes (o calentadores) que se alimentan por medio de la batería y se encienden unos segundos antes de que se proceda a arrancar el motor. Actualmente, los calentadores también se «encienden» en algunas fases de funcionamiento del motor para controlar las emisiones.
  • Bujías y calentadores: La bujía de encendido hace que la corriente eléctrica, producida por el sistema de encendido, salte en forma de chispa entre sus electrodos. Esta chispa inicia la combustión de la mezcla de combustible y aire que mueve los pistones, haciendo que el motor funcione. Las bujías contribuyen de forma decisiva a una combustión eficiente, limpia y económica, así como a la protección del motor y del catalizador. Desde ASER y ‘ECEC’ te recuerdan elegir bujías de calidad, montar sólo las idóneas para cada vehículo y revisarlas de manera periódica. La vida útil de una bujía depende de sus características (tipo de material y cantidad de electrodos), del tipo de combustible y de las condiciones de conducción. Así, las bujías modernas soportan entre 30.000 y 60.000 kilómetros (según motor y fabricante), mientras que las bujías de iridio o platino permiten ciclos de cambio aún más largos. Lo correcto es seguir la recomendación del fabricante del vehículo, especificada en el manual. Además, señales como problemas al arrancar, sacudidas en la marcha, una disminuida potencia del motor o un elevado consumo de gasolina pueden ser indicios de que las bujías están consumidas. Por su parte, los calentadores se utilizan únicamente en los vehículos diésel, aportando al motor el calor suficiente para que arranque en las condiciones adecuadas y manteniéndolo caliente en la fase fría. Un calentador de calidad garantiza un tiempo de calentamiento más rápido, un arranque en frío sin esperas, menor consumo de combustible y un 40% menos de emisión de gases contaminantes, reducción del ruido y funcionamiento más suave del motor en la fase fría, al tiempo que prolonga la vida de la batería y del motor de arranque.

Gestión motor

Los lectores quizás no estéis muy familiarizados con el concepto de «sistemas de gestión del motor», pero seguro que sí que conocéis las tecnologías del cierre centralizado, los elevalunas eléctricos o el indicador de combustible. La tarea principal de un sistema de gestión motor consiste en coordinar y controlar parámetros como la sincronización del encendido, la cantidad de combustible inyectado, la temperatura y revoluciones del motor, los limpiaparabrisas o el aire acondicionado, entre otras cosas, asegurando en definitiva un funcionamiento económico y ecológico en nuestro vehículo.

Se trata de un mecanismo de precisión que distribuye información a muchos sensores distintos. No saber a qué velocidad estás circulando, no conocer la temperatura del habitáculo o ignorar las revoluciones que empleamos puede ser peligroso, se trata de una información necesaria para no poner en juego la seguridad de conductor y pasajeros y por eso constituye la prioridad máxima del sistema de gestión.

Para que un sensor realice correctamente su función, debe ser resistente a la temperatura, la humedad, la suciedad y los productos químicos. Cada sensor y actuador tiene una gran responsabilidad en el correcto funcionamiento del sistema de gestión del motor. Su correcto mantenimiento repercute en multitud de piezas del automóvil, desde elementos que influyen en el confort del conductor y todos los ocupantes hasta sensores y actuadores que, en caso de fallo, podrían repercutir en una grave rotura del motor.

¿Cómo detectar fallos?

  • Si el «chivato» luminoso del salpicadero nos indica la avería.
  • Si advertimos un consumo excesivo y un nivel variable en el número de revoluciones.
  • Si advertimos que por el escape sale huno de color no habitual.
  • Si notamos pequeño tirones, como si el coche se fuera a calar, o pérdidas de potencia.

 

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