La decisión de declarar un camión como pérdida total, al igual que cualquier otro vehículo, depende del valor de mercado y del coste de la reparación de los daños. Así que lo primero es peritar el vehículo. Obtenido el importe de la reparación, se podrá proceder a compararlo con su valor de mercado y así tomar una decisión. Pero no existen guías de referencia fiables para camiones y existe una importante disparidad de ofertas. Por todo ello, Cesvimap ha querido establecer un criterio de actuación lógico y ordenado en la valoración de pérdidas totales en camiones.

En el paso a paso, lo que irá en primer lugar es la identificación del tipo de vehículo que se quiere valorar: tractora, camión rígido, furgón, remolque o semirremolque. En función de ello, se tendrán en cuenta factores concretos (con distinto grado de relevancia) para fijar el valor de mercado apropiado.
Fijar el valor de mercado
Para el caso de las tractoras y los camiones rígidos se han de tener en cuenta los siguientes aspectos: tipo de cabina, potencia, número de ejes (con y sin tracción), capacidad de carga… Y, como en otro tipo de vehículos, marca, modelo, antigüedad y kilometraje.
Y es que factores como la marca y el modelo tendrán una influencia directa sobre el nivel de depreciación; por ejemplo, fabricantes como Scania o Volvo se devaluarán menos con el paso de los años. El tipo de cabina también estará enfocado al uso del vehículo. Versiones de alta gama tienen, lógicamente, un valor superior, o modalidades que incluyan litera, techo alto o piso plano.
Un mayor nivel de potencia supondrá un valor más elevado. Normalmente, las potencias de serie para transporte de larga distancia estarán comprendidas entre los 440 y los 600 CV, mientras que para los de corta distancia se ubicarán entre los 320 y los 400 CV de potencia. Serán de entre 200 y 300 CV para los vehículos de construcción y de uso urbano (recogida de basuras, conservación de carreteras…).
El número de ejes está directamente relacionado con la capacidad de carga. A mayor número de ejes mayor precio, siendo superior si los ejes son direccionales o de tracción. Y, de igual modo, a mayor capacidad de carga más elevado será su valor.
La antigüedad de un vehículo, obtenida a partir de la fecha de su primera matriculación, resulta decisiva en el precio final. Existe una vida útil en la que el precio va disminuyendo paulatinamente hasta llegar a un mínimo, que lo mantiene constante a pesar de los años.
Finalmente está el valor del kilometraje, que afecta considerablemente al precio del vehículo. Hay que tener en cuenta que en el transporte internacional la media de kilometraje anual se encuentra en torno a los 180.000 kilómetros (aproximadamente 130.000 km para transporte nacional, 40.000 km para los vehículos de obras y 70.000 km para los furgones). Si el kilometraje del vehículo a valorar difiere ostensiblemente respecto de estas medias su valor se verá afectado, de manera positiva o negativa.
Otras influencias
Existen otros factores relacionados con la personalización: spoilers, bocinas o la rotulación de la cabina (realizadas según gustos personales) que pueden influir negativamente en el valor. Bien porque esas modificaciones se alejen del gusto del comprador, bien por sus necesidades (por ejemplo, que el vehículo vaya destinado a formar parte de una flota, con un patrón de decoración concreto). En estos casos hay que tener en cuenta el coste de retirar las decoraciones y dejar el vehículo de serie.
Otro punto imprescindible es el carrozado, con peculiaridades respecto al del resto del vehículo. Es posible que tenga una antigüedad diferente, que presente distinto grado de daño o que sufra un nivel de depreciación diverso. Hay que valorar cada elemento por separado: el camión por una parte y el carrozado, por otra. Lo mismo ocurre con los equipos que incorporan los vehículos. Independientemente del resto del conjunto, se valorarán aspectos como la antigüedad, su vida útil o su estado.
En muchas ocasiones se encuentra equipamiento muy usual (frigoríficos, plumas, plataformas elevadoras, etc.), aunque también resultan habituales equipos específicos y poco comunes especialmente diseñados para actividades concretas. La presencia de estos últimos en el mercado será prácticamente insignificante. Así que para determinar su valor se deberá calcular su importe como equipo nuevo restando su grado de depreciación, atendiendo a la duración de su vida útil.
Si no se supiera, hay una forma fiable de obtener valores de mercado para estos vehículos: a través de ofertas de páginas de compraventa propias del sector. A partir de ellas se buscarán marcas y modelos con características y estado similares. Si no hubiera ofertas nacionales se extenderá la búsqueda a otros países europeos, para lo que será imprescindible tener en cuenta las diferencias en cuanto a precios y devaluación existentes en los diferentes mercados.
Determinación del valor de restos
Para calcular el valor de los restos se deberá en cuenta los daños del vehículo, analizando cada aspecto que hemos reseñado. Se evaluará el estado de la cabina, chasis, motor, caja de cambios, eje delantero, eje trasero… diferenciando su grado de implicación en el precio final. Además, se tendrá en cuenta el tipo y el estado del carrozado y del equipo montado, y el coste de comprobar los daños, desmontar los elementos aprovechables y almacenarlos hasta que tenga lugar su venta.
Todo este proceso de análisis tiene un objetivo muy claro: facilitar una valoración realista, adecuada y justa para todas las partes implicadas. Cesvimap tiene formación específica para peritos especialistas en otros vehículos, diferentes de turismos, tanto del camión como de sus restos, y discernir si van a pérdida total o no.
También te puede interesar:
- El mantenimiento preventivo, clave para la seguridad de los camiones
- ¿Por dónde pasa la transmisión de datos entre camión y remolque?
- La Euro 7 para camiones y autobuses no entrará en vigor hasta 2029
No hay comentarios
Escribir comentarioLo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Artículos relacionados