Repercusión del invierno en las averías más caras de reparar en un coche

La revisión de ciertos elementos del vehículo resulta fundamental para prevenir averías costosas e incluso el envío del coche al desguace.


Con el final del año llegan el desplome de las temperaturas y fenómenos meteorológicos como las heladas y las nevadas. Los automóviles que estacionan en la vía pública son los que más deben soportar las inclemencias del invierno y, aunque la carrocería y los cristales son los elementos más expuestos, no son ni de lejos los que pueden protagonizar las averías más caras. Desde Desguaces Madrid han enumerado algunos de los problemas más serios a los que se puede enfrentar cualquier conductor que subestime el efecto del frío en su automóvil.

averías más caras de reparar en un coche en invierno

«No olvidemos que un coche es una máquina cuyo corazón es el motor, un organismo mecánico, pensado para trabajar eficientemente en una franja de temperatura concreta. El invierno puede desafiar esa franja, llegando incluso a forzar situaciones en las que se deba optar por enviar el vehículo al desguace», recuerdan desde la empresa.

Los sistemas y componentes más expuestos a una reparación costosa en invierno, llegando incluso a poner fin a la vida útil del vehículo, son los siguientes:

  • Correa de distribución

Para mejorar el estado de las carretas en invierno es muy habitual esparcir sal o tierra para una mejor circulación. Esos pequeños sedimentos saltan y van a parar a la correa de distribución, los cristales, el parachoques… Las poleas y los rodillos también recogen estas partículas y no sería extraño escuchar que la correa «chille» en frío.

Si a este exceso de suciedad se suma una temperatura ambiental cercana a los cero grados, es probable que la correa se cuartee o endurezca. Es importante lubricarla correctamente y comprobar el desgaste natural de correa con el fabricante, que está en una media de 100.000 kilómetros. En caso de que se rompa, y dado que la reparación puede rondar los 3.000€, puede ser preferible (cuando el valor de la avería supere al del automóvil) tramitar la baja definitiva del coche y enviarlo a un desguace.

  • Inyectores

El motivo principal de que los inyectores se averíen tiene que ver con el combustible, su calidad y el uso de éste. Pocos saben que realmente existen combustibles pensados para el verano, invierno e incluso combustibles de transición entre estaciones. Las diferencias químicas entre uno y otro tienen que ver con la presión de vapor, inferior en verano y superior en invierno. Lo habitual es que las propias estaciones de servicio ofrezcan una u otra en función de las distintas épocas del año, pero pueden incurrir en ciertas negligencias y conviene que los usuarios vayan a repostar a una gasolinera de confianza que se asegure de ofrecer la gasolina de temporada recomendada.

Las gasolineras también deberían prohibir hacer el repostaje cuando el camión cisterna acabe de llenar los bidones. Y es que, si no se dejan pasar unas horas, las impurezas aún no se han depositado e irán a parar al depósito, y esto puede dañar (y mucho) los inyectores. Estas impurezas, que siempre existen en mayor o menor medida tanto en gasolina como en diésel, se encuentran suspendidas en el último cuarto del depósito del vehículo. Es por esto que no se recomienda apurar el depósito nunca.

Siguiendo las recomendaciones adecuadas, también se ha de tener en cuenta el desgaste natural, y por eso han de limpiarse y regularse. Sustituir el filtro de combustible cada 30.000 kilómetros también contribuye a la buena salud de estas piezas.

  • Árbol de levas

Dado que es un eje que gira continuamente, el mayor peligro al que se enfrenta es la falta de lubricación. Obviamente, un nivel de aceite por debajo del recomendado puede afectar seriamente al árbol de levas, pero la presión también ha de ser tenida en cuenta y si es insuficiente puede suponer una costosa avería.

El invierno afecta a la viscosidad de todos los líquidos del vehículo y, precisamente en aceites, existe una amplia variedad que garantiza la máxima eficiencia en los meses más fríos del año. Hay aceites monogrado y multigrado, con múltiples intervalos de viscosidad, adecuados para una u otras marcas, incluso específicos para heladas que se testan a -15ºC. Cambiar el aceite puede ser una buena opción para mimar al coche estas Navidades.

  • Centralita

Esta es una de las averías más caras que un vehículo puede tener, ya sea diésel o gasolina. Como elemento mecánico es difícil que se vea seriamente afectado por las temperaturas frescas (salvo intensas heladas) pero el gran enemigo de la centralita es el agua: si entra agua por cualquier motivo en el módulo de control, no hay nada que hacer y la pieza completa deberá ser sustituida.

No es que el módulo de control se arruine por una lluvia copiosa, pero se debe procurar atención a las juntas y gomas del vehículo, que pueden cuartearse o endurecerse, así como comprobar que estén uniformes y garanticen la estanqueidad. Es igual de importante tener especial precaución con pasos inundados y túneles con agua acumulada.

En función de la antigüedad del coche, la sustitución de esta pieza, que ronda los 3.000 €, puede que provoque plantearse la compra de un vehículo de ocasión en mejor estado que el averiado. Si es así, hay que asegurarse de que quien se hace cargo de la descontaminación del vehículo sea un centro de tratamiento autorizado.

  • Junta de culata

Para proteger la junta de culata en invierno se debe poner especial cuidado en el líquido anticongelante. Al adquirirlo, se debe tener en cuenta la marca recomendada por el fabricante y que la temperatura de congelación sea lo más baja posible si el coche duerme en una zona de inviernos duros. Si este líquido termina por congelarse, se dilatará y partirá conductos del motor dejando el vehículo inservible hasta su reparación.

El depósito del anticongelante está accesible al conductor para que se pueda comprobar en todo momento que está al nivel adecuado. Como norma, ha de cambiarse cada dos años o 40.000 kilómetros. La junta de culata depende directamente de esta sustancia de modo que para protegerla es imprescindible que el líquido anticongelante sea el adecuado, esté en buen estado y contemple las temperaturas de la zona.

Esta es una de las causas más habituales que pueden forzar la baja definitiva del vehículo, ya que su reparación conlleva unas 20 horas de mano de obra, a lo que habrá que sumar un coste del recambio de unos 800€.

 

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