A finales de los años 90, los microcoches o coches sin carnet llegaron a España procedentes de Francia con una aplicación principal muy marcada: el transporte rural. Un par de décadas más tarde, su uso se ha extendido a otros tipos de desplazamientos y también su aspecto ha evolucionado, resultando mucho más atractivos para el consumidor.
Conscientes de ese auge y demanda del mercado, FARE ha desarrollado moldes para potenciar la exportación de una nueva gama de piezas de caucho y caucho-metal que abarcan la suspensión, la transmisión, la dirección, los soportes motor y la tubería (o manguitos).
Los fabricantes de microcoches (Aixam, Microcar, Chatenet, Grecav, Ligier) han ido adaptándose a las necesidades del sector y han conseguido abarcar un mayor público. Y es que, mientras en sus inicios parecían vehículos destinados a las personas mayores que no habían tenido la opción de sacarse el carné de conducir, los modelos actuales se han ido ajustando cada vez más a los gustos de los adolescentes.
Además, el auge de los cuadriciclos ha obligado al Parlamento Europeo a actualizar su legislación y desde el 1 de enero de 2017, los microcoches no pueden sobrepasar los 425 kilos ni los 8,2 caballos de potencia (o 500cc). Igualmente, se ha establecido unos límites en sus dimensiones: 3 metros de largo, 1,5 de ancho y 2,5 de altura.
Las restricciones de los coches sin carnet llegan a la velocidad máxima, que continúa siendo de 45 km/h, y también se mantienen en los ámbitos transitables: está prohibida su utilización en vías que no sean las urbanas y las carreteras convencionales. Por ello, deben transitar por el arcén y si éste no une las condiciones necesarias, deberán circular por la parte derecha de la calzada.
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http://www.fare-auto.com/downloads/FARE_minicoches.pdf
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